La humanidad convive con los "Retornados", gente de apariencia normal que ha sido infectada por un virus devastador. Sólo la inyección diaria de una Proteína evita que se transformen en zombis. Kate trabaja en una unidad de investigación intentando encontrar urgentemente una vacuna definitiva que impida que la epidemia se expanda. Además, oculta una poderosa razón: su pareja, Álex, es un "retornado". El caos se desata cuando el Gobierno anuncia la escasez de la Proteína y la paralización de las investigaciones, obligando a todos los infectados a ingresar en un centro militar de alta seguridad. Temiendo lo peor, Kate y Álex deciden no acatar las órdenes y huir. Su cuenta atrás por la supervivencia ha comenzado
Cuando parecía que ya no quedaba vuelta de tuerca posible en el género zombie, Manuel Carballo, director de la floja El último justo y La posesión de Emma Evans (que todavía no he visto) reaparece en escena con historia y guión de Hatem Khraiche, el cual solo ha escrito el largometraje La cara oculta y dirigido algunos cortometrajes además de guionizarlos.
Con elementos tan cotidianos como la dosis de insulina diaria para un diabético, el avance en la investigación de una vacuna contra el VIH, el tándem invierte el punto de vista de algo que ya se proponía el doctor de El día de los muertos, la cura para controlar la infección del virus y poder convivir con estos infectos y destructivos seres, los zombies.
Aunque el título es más propio de un thriller de espionaje, hay que reconocer que la propuesta de Carballo, sin ser el súmmum de la originalidad, si que resuena como un soplo de aire fresco en un subgénero tan hastiado como el de los zombies. Sin embargo, la interesante propuesta se desinfla un poco en su tramo final y se resuelve de manera precipitada. Una lástima, porque la película no es para tirar cohetes, pero sobrelleva bien la parte de la trama, amén de algunos tópicos y sentimentalismos baratos.
El montaje está bien realizado, es dinámico, pero han jugado con fuego, hay un plano detalle que se convierte en toda una revelación, más que una sugerente pista. Destripando de un plumazo la pequeña sorpresa con la que juega buena parte del film. Por otro lado, hay que decir que ésta es bastante intuitiva si nos fijamos bien en el comportamiento de sus personajes, demasiado previsible para el espectador habituado al thriller sobre conspiraciones corporativas.
Estamos ante una película de buena fotografía e iluminación, pero demasiado limpia y con la pulcritud televisiva como para ser una película de zombies. Los efectos especiales recurren en pocas ocasiones al campo digital, pero ni en lo artesanal ni en lo digital se exceden en la violencia, clara intención de llegar al público más estándar, no al especializado en el género.
En las interpretaciones no hay mucho que destacar, la química entre Alex y Kate, interpretados por Kris Holden-Ried (Underworld: El despertar) y Emily Hampshire (Cosmopolis), es correcta, ambos llevan el peso de la película. Aunque el sentimentalismo que he comentado anteriormente, es propio de película romántica, como pareja es bastante creíble que sus reacciones sean tales.
La banda sonora de Jonathan Goldsmith sostiene la tensión en las escenas más 'comprometidas', sin embargo no es una remarcable orquestación que vaya a quedar asociada a un producto, tal y como fueron esas penetrante melodías de Fabio Frizzi en El más allá o las de John Harrison en El día de los muertos. El trabajo de Goldsmith se acerca a una score muy estándar y propio del cine de espías.
Uno de esas películas en las que la idea es mejor que el resultado global.
Puntuación