Si el nudo continua atado es por la fidelidad de los bastardos hijos de Régimen al dictador, basta con pasear por Madrid y ver el nombre de sus calles dedicados a criminales, terroristas y sanguinarios generales, pero también no lo olvidemos por la sumisión de la oposición al anterior jefe militar y al nuevo, a la traición a esos ideales de los cuales presumen de tener tan profundas raíces, que deben haber podrido o contaminado con las raíces del fascismo.
Sin embargo en estos días que llevo en Madrid veo las calles casi intransitables del bullicio que impera en ellas, decorada con macetones de flores blancas que le hacen parecer una copia de Marina del Horror, con miles y miles de banderas monárquicas, sin escudo, colgadas de sus farolas, que recuerdan los tiempos del Movimiento Nacional, como el gusto por la estética fascista continuase más vivo entre los regidores de la capital del reino. Con todas las banderas de absolutamente todos los estamentos oficiales renovadas y estrenadas para la ocasión, como si miles de niños madrileños no estuviesen pasando hambre y lo importante fuese la ostentación artificial de un acto que sin el calor de la gente se queda en huevo huero, con olor a podrido.
¡VIVA LA REPÚBLICA!