Ojeando las valoraciones post electorales (especialmente el impacto del sorpaso PPero) que aparecen en los medios de proximidad, encuentro muchas que encajan perfectamente con alguno de los retratos de mi singular retratería que definen, si bien no con carácter exclusivo, al auténtico y genuino pueblo catalán en versión Carmen Forcadell, actual Presidenta del Parlamento autónomo.
Si consideras patriota al corrupto de aquí y facha al de allà, eres un Pujol, es decir, un sectario capaz de soltar lindezas del estilo: «El gran éxito de Cataluña es que ahora mismo haya inmigrantes que se apellidan Fernández o que son chonis, y hacen proclamas soberanistas».
Si a la diferencia le asocias superioridad, eres un Puigdemont, ese que afirma, respecto de los españoles: “Los invasores serán expulsados de Catalunya, como lo fueron en Bélgica, y nuestra tierra volverá a ser, bajo la república, en la paz y en el trabajo, señora de sus libertades y sus destinos.”
Si crees que la fraternidad sólo consiste en votar independentismo o Unidos Podemos, entonces, eres un Partal, es decir, un talibán antiespañol con barretina.
Si crees que estás por encima de la ley, eres un Mas, es decir, un corrupto con pedigrí catalán (pedigree para los cursis), y un soldado al servicio de Puigdemont: «Somos soldados derrotados al servicio de una causa invencible, soldados al servicio de la libertad de Cataluña, soldados al servicio del presidente Puigdemont».Mas dixit.
Si crees que España es incompatible con la diversidad, eres un Carod Rovira, es decir, un tipo capaz de decir “Los vascos no sois españoles, de acuerdo, pero los catalanes tampoco, y con acciones como ésta no hacéis más que españolizar Cataluña. Ahora sólo me atrevo a pediros que cuando queráis atentar contra España, os situéis previamente en el mapa”. Malnacido.
Si no te sientes identificado con ninguno, no te preocupes, eres como los más, un tipo honesto que piensas como te da la gana, votas a quien quieres, profesas o no una religión cualquiera, y consideras que quien discrepa no es mejor ni peor sino, simplemente, un ciudadano libre, como tú.
José SIMÓN GRACIA
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