Cuando un trabajador con talento, bien remunerado y con un paquete de beneficios atractivo decide dejar su empresa para trabajar en otra en la que en algunos casos puede que incluso gane menos, es que algo importante ha fallado. Y es probable que ese “algo” tenga que ver con la retribución emocional. Se trata de una serie de factores intangibles que, junto con el salario y los beneficios sociales, forman parte de la compensación total, es decir, de todo aquello que el empleado percibe como contraprestación por el desempeño de sus funciones. En la retribución emocional parece estar la clave, en muchos casos, de la atracción y retención del talento, porque se basa en la experiencia que tiene el empleado en su puesto de trabajo. Algunos factores cruciales en ella son:
- El equilibrio o la conciliación entre la vida personal y laboral. Esto supone un desafío para su empresa y está directamente vinculado con la flexibilidad de la organización.
- Las políticas de reconocimiento de los logros. Si el trabajador logra sus objetivos e inmediatamente se le encarga otra cosa sin siquiera tener unas palabras de reconocimiento, no se sentirá motivado a mantener el alto nivel de esfuerzo de cara al siguiente desafío.
- La relación con los jefes y superiores. Aquí juegan diversos factores, como la admiración, la transmisión de entusiasmo y motivación con las tareas que hay que desarrollar, un trato respetuoso, el fomento del aprendizaje del trabajador, el trabajo en equipo, que haya un feedback fluido y se fomente la comunicación, etc.
- Los estilos de liderazgo de la dirección. Tiene que ver con el grado de autonomía con que cuenta el profesional para programar su trabajo, la delegación de responsabilidades y su participación al aportar sugerencias en la toma de decisiones.
- La coincidencia con los valores de su compañía. Se consigue construyendo una positiva y sólida reputación de la empresa, colocándola en una posición de liderazgo a través de buenas prácticas y del desarrollo de proyectos innovadores.
- Las expectativas de desarrollo profesional. Su empleado se sentirá compensado emocionalmente si percibe que puede crecer en su empresa, que puede ser parte de proyectos interesantes, innovadores, etc. También si siente, a través de la formación, que la empresa cree en él como profesional.
- El buen ambiente laboral y el desarrollo de relaciones cordiales y trabajo conjunto con los compañeros.
En definitiva, la retribución emocional es todo aquello de carácter inmaterial que contribuye a la satisfacción de su empleado y a su vinculación con la empresa y sus proyectos, logrando que desee seguir formando parte de ella porque se siente a gusto y orgulloso (el denominado orgullo de pertenencia). Además de retener el talento, este tipo de compensación tiene un coste muy bajo y mejora los niveles de absentismo y la imagen de su empresa como empleadora.
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