Superposition
Karoline Lyngbye, 2023 | Bucheon International Fantastic Film Festival | ★★★★☆
Bucheon Film Festival '23: Mejor Dirección
En los últimos años han surgido algunas propuestas interesantes en el cine danés que utilizan el género de terror psicológico para reflexionar sobre la sociedad danesa en particular, pero también trasladada a otros lugares. El año pasado, el asfixiante thriller Speak no evil (Christian Tafdrup, 2022) demostraba que era posible construir un drama de interrelaciones personales para ir derivándolo hacia un espléndido ejercicio de género, abordando con ello esa personalidad característica de los daneses de tratar de evitar la confrontación, aunque sea aceptando situaciones sorprendentes. Y el cine del director Ali Abbasi, responsable de Holy spider. Araña Sagrada (2022) también construye un mensaje sobre la sociedad a partir de estructuras de thriller. De hecho, este debut tiene algunos puntos de conexión con la interesante película Shelley (Ali Abbasi, 2016). El título Superposition (Karoline Lyngbye, 2023) se refiere a la aplicación del principio de superposición matemática a la física cuántica, una teoría fundamental que establece que un sistema físico como un electrón existe en parte en todos sus posibles estados. Pero la película, que debutó en el Festival de Rotterdam, comienza como un drama de cámara en el que una pareja danesa decide dejar atrás su vida en Vesterbro para trasladarse con su hijo a una casa aislada en un bosque de Suecia, donde pretenden pasar unas semanas probando una especie de regreso a los orígenes del ser humano, sin comunicación con el exterior.Teit (Mikkel Boe Følsgaard) es un periodista que quiere trasladar a un podcast su experiencia durante un año en ese lugar aislado, grabando conversaciones con su esposa Stine (Marie Bach Hansen), en programas que envía por correo, a través del pequeño buzón que se convierte en su único contacto con el exterior. Ella parece la más convencida de esta aventura, quizás porque le puede ayudar a superar el bloqueo como escritora que viene sufriendo, pero pronto descubrimos que para Teit los episodios del podcast son también una forma de establecer una especie de terapia familiar exteriorizando los problemas que se mantienen en la pareja a partir de una infidelidad producida en el pasado. El guión, coescrito entre Karoline Lyngbye y Mikkel Bak Sørensen, creador de la serie Boys (Viaplay, 2022-), no intenta juzgar a la pareja, pero parece claro que como padres tienen una actitud algo dudosa frente a su hijo Nemo (Milho Olsen) porque para unos adultos puede ser importante aislarse del mundo, pero no parece que para el desarrollo de un niño pequeño sea lo más adecuado. De hecho, se transmite algo de fastidio en la actitud de Stine cuando su hijo requiere su atención, pero también hay cierta decepción cuando ella descubre que, al otro lado del lago en el que se encuentran, parece haber otra pareja viviendo, lo cual no era exactamente lo que estaba buscando. La representación de esta burguesía con cierto grado de idealismo se interrumpe cuando Nemo desaparece en el bosque y Teit y Stine descubren que lo que ocurre al otro lado del lago no es más que un reflejo exacto de lo que ellos están viviendo. De forma que Superposition se convierte en un thriller psicológico en el que se introducen conceptos relacionados con los doppelgänger y la historia se desarrolla por un camino fascinante en el que se explora la naturaleza de la pareja a partir del reflejo de sí mismos. El suspense se establece con acierto gracias a la fotografía de Sine Vadstrup Brooker, que extrae del bosque una imagen idílica pero también misteriosa y amenazante según avanza la historia, y de una acertada banda sonora de Pessi Levanto que utiliza sonoridades electrónicas junto al violonchelo distorsionado a partir del segundo acto, cuando el reflejo se hace más patente. Los guionistas no intentan ofrecer una explicación razonada del misterio, porque en realidad la película tampoco lo necesita. Es más interesante asistir a las consecuencias de este acontecimiento que intentar darle una justificación, y en este sentido la propuesta tiene una honestidad que permite un desarrollo sobrio, quizás en algunas escenas menos convincente de lo que debiera. Y sobre todo establece un clímax que lleva a los personajes al extremo de tener que elegir entre su propia vida y la vida reflejada, lo cual es una de las decisiones más acertadas de una película que termina siendo absorbente.
Mother land
PARK Jae-beom, 2023 | Bucheon Film Festival / Fantasia Film Festival | ★★★☆☆
No suele ser habitual que en Corea del Sur se produzcan películas de animación, pero en este caso se ha presentado como un título relevante esta historia rodada en stop-motion que se desarrolla en la tundra siberiana a finales del siglo XX, alrededor de la familia de una tribu nómada que se dedica al pastoreo de renos. Mientras sus padres están ocupados en mantener el rebaño, la protagonista Krisha (Lee Yunji) y su hermano Kolya (Kim Seoyoung) juegan y colaboran en el trabajo familiar, pero debido a una distracción de Krisha cuando cree haber visto la sombra de un oso rojo, su madre Shura (Kim Ye-eun) sufre un accidente y debe permanecer convaleciente durante varias semanas. El padre, Tokcha (Kang Gilwoo) decide acudir a la ciudad para comprar medicamentos, pero Krisha está convencida de la veracidad de las historias que se cuentan sobre una criatura mítica que mantiene la estabilidad de la naturaleza, y decide iniciar un viaje hacia el Norte tratando de encontrar al llamado Gran Oso Rojo Shaman (Lee Youngnyu) para pedirle que le ayude a curar a su madre. La criatura también es buscada por un oficial ruso, Vladimir (Lee Gwanmok) que recibe la ayuda del cazador local Bazak (Song Chulho), y cuyas intenciones son menos pacíficas, porque quiere cumplir su deseo de matar a ese Gran Oso Rojo que vive en las montañas. La película supone el debut en el largometraje del director Park Jae-beom, que anteriormente ha dirigido los cortometrajes Dummy: No way out (2015) y Big fish (2017), ambos también utilizando la técnica del stop-motion. A través de una historia sencilla que introduce temas como el chamanismo y las criaturas míticas que mantienen el equilibrio natural, Mother land (Park Jae-beom, 2022) establece una puesta en escena sobria pero muy hermosa en un entorno helado en el que los nómadas realizan prácticas que se sostienen en las tradiciones ancestrales, como la de beber la sangre de un reno sacrificado para absorber su fuerza como un proceso de sanación. Krisha, acompañada por su hermano Kolya, es un personaje femenino que adopta cierto aire de rebeldía pero también tiene un convencimiento absoluto de que las visiones que recibe, y que la conectan directamente con sus antepasados, son reales. Aunque se trata de una película de animación que no profundiza demasiado en ninguno de sus temas, el director consigue construir una narrativa sólida, en la que brilla sobre todo la planificación de las secuencias de acción, como una persecución con lobos que no se desarrolla de una manera previsible. Los personajes son relativamente simples, sobre todo un antagonista algo plano, al que no se le saca demasiado partido en su relación con el cazador Bazak, un personaje que casi parece innecesario. Vladimir está obsesionado con cazar al oso y mantiene una actitud de desprecio por las tradiciones de los nómadas, en los que tampoco encontramos demasiadas complejidades. Pero finalmente la película, que dura poco más de una hora, resulta atractiva, con un mensaje ecologista sobre la forma en que el hombre contribuye a romper el equilibrio natural.Destacan algunos aspectos técnicos que aportan una textura especial, como una fotografía cuidada a la que han contribuido tres profesionales, Song Hyeryeong, Kim Yebin y Jo Youngdae, o una notable banda sonora, que aporta una atmósfera de cuento, compuesta por Sohn Minyoung, que contribuyó a la música de la serie de televisión When the devil calls your name (2019). El director consigue crear un entorno de fantasía que es especialmente notable en el tercer acto de la historia, más relacionado con el Gran Oso Rojo, a quien pone voz la veterana actriz Lee Youngnyu, a la que hemos visto en papeles destacados en películas como El extraño (Na Hong-Jin, 2016) y La doncella (Park Chan-wook, 2016). El uso de los colores para definir el equilibrio natural eleva la tonalidad mágica de la historia, que finalmente alcanza un grado notable de sencillez y relevancia al mismo tiempo.
Hundreds of beavers
Mike Chesnik, 2022 | Fantasia Film Festival | ★★★★☆
La capacidad de Mike Cheslik y Ryland Brickson Cole Tews para crear universos personales a partir de referencias continuas al cine de humor clásico ya la demostraron con su película Lake Michigan monster (Ryland Brickson Cole Tews, 2018), una absurda aventura acuática que parodiaba el género de monstruos, rodada en blanco y negro y con poco presupuesto. La nueva propuesta del tándem sigue la misma línea, pero en este caso reflejándose directamente en innumerables referencias de la comedia popular, desde Buster Keaton a los Looney Tunes de Tex Avery o el mundo de los videojuegos. Hundreds of beavers (Mike Cheslik, 2022) se desarrolla en los bosques de Wisconsin en el siglo XIX y está protagonizada por un vendedor de aguardiente de manzana llamado Jean Kayak (Ryland Brickson Cole Tews) cuyo negocio se ha venido abajo literalmente debido a la presencia de castores, que han destruido sus tanques de destilería. De forma que Jean Kayak se convierte en un trampero con la intención de vengarse de tan molestos animales, interpretados por actores enfundados en disfraces de castor de Halloween, y protagoniza una aventura que le llevará a tratar de conseguir la mano de La Peletera (Olivia Graves), hija de El Comerciante (Doug Mancheski). En su camino también se encontrará con El Hombre de la Montaña (Wes Tank), que ha diseñado un complejo y efectivo entramado de trampas que le ha convertido en el cazador más exitoso de la zona. Rodada en blanco y negro y en formato de 16:9, esta película cuenta con el propio Mike Cheslik en el montaje y los efectos visuales artesanales. Su estilo de comedia se basa en el humor físico, al tratarse de una película muda pero con una variada y fundamental banda sonora de Chris Ryan (1990, Nueva York). Una propuesta como Hundreds of beavers se puede abordar de dos formas: pensando que es una broma creada entre amigos más o menos divertida, o dejándose seducir por este universo particular y acabar imbuido en la corriente de su sentido del humor clásico y su ritmo desenfrenado. Si se decide la segunda opción, es absolutamente disfrutable, porque es tan conscientemente deudora de las referencias del cine clásico y la cultura popular que cualquier espectador puede encontrar sus propios recuerdos cinematográficos en los entresijos de la historia. Hay momentos en los que Hundreds of beavers parece la típica trama de persecución de El Coyote y El Correcaminos, otros en los que se encuentra en la senda del humor de Abbot y Costello. Hay evidentes referencias a la iconografía de los videojuegos, sobre todo en el último acto en el que Jean Kayak se introduce en la mastodóntica construcción de madera que están creando los castores, destruyendo todo el paisaje de bosque que había a su alrededor, lo que también se puede interpretar como una vuelta de tuerca al mensaje sobre el hombre destruyendo su entorno. Rodada principalmente utilizando fondos verdes a los que se incorporan dibujos toscos de los bosques, esta "épica película muda sobrenatural", como la definen sus creadores, se rodó en Michigan y Wisconsin, utilizando más de 1.500 tomas de efectos visuales. Mike Cheslik y Ryland Brickson Cole Tews comenzaron a hacer películas en el instituto, y en cierto modo han trasladado ese concepto amateur a sus primeros trabajos de largometraje, aportando a textura de un cine independiente que busca sus propios caminos alejándose de las narrativas tradicionales, pero al mismo tiempo apoyándose en los referentes clásicos. Por eso Hundreds of beaver no es solo una propuesta divertida para contemplar con un grupo de amigos y olvidar, sino que construye su propia personalidad artística que le sitúa en el mismo plano de grandes creadores cinematográficos como Guy Maddin.
Home invasion
Grame Arnfield, 2023 | Fantasia Film Festival | ★★★★☆
Otro ejercicio que podría considerarse como artesanal es el que ha realizado el director Grame Arnfield (1991, Reino Unido) en su ensayo documental que según se indica se realizó "desde la cama durante la pandemia", y que consiste en la yuxtaposición de imágenes sacadas de internet y archivos de películas, mostradas siempre a través de un supuesta mirilla de una puerta, que reflexiona sobre el desarrollo de la vigilancia del hogar y la utilización del miedo como forma de márketing, para derivar hacia la creación de las narrativas cinematográficas que dieron lugar a las denominadas películas "home invasion", pasando por el desarrollo de organizaciones luditas que establecían como forma de rechazo al desarrollo de las máquinas una serie de acciones de destrucción que trataban de concienciar sobre el peligro de las maquinarias en las fábricas. En Home invasion (Grame Arnfield, 2023), que participó en la sección Forum Expanded del Festival de Berlín y en la sección Banda Aparte del Festival de Las Palmas de Gran Canaria, el director parte de supuestas pesadillas en torno a la invasión el hogar que llevaron a determinados personajes a desarrollar instrumentos contra estas amenazas, como en 1966 cuando Marie Van Britten inventó junto a su marido una forma de vigilancia doméstica que incluía un sistema cerrado de televisión que permitía al residente ver a la persona que estaba en el exterior y escuchar su voz, lo que se convertiría en la base de la vigilancia doméstica actual. En 2004, Jamie Siminoff inventó un timbre para la puerta que se conecta mediante WiFi y permite ver y grabar a la persona que ha tocado el timbre. Consiguiendo inversores como Richard Branson y Jeff Bezos, el joven emprendedor fundó la empresa Ring. Pero solo cuando la estrategia de marketing mencionaba la amenaza de robos e intrusos consiguió tener éxito, estableciendo la estrategia que utilizan las empresas de videovigilancia para captar clientes. El problema de Ring surgió cuando no estaba claro cómo se utilizaban las imágenes captadas por las cámaras, muchas de las cuales están disponibles a través de una aplicación que Grame Arnfield ha utilizado para su película, mostrando a posibles intrusos, mensajeros que maltratan los paquetes antes de entregarlos, o directamente personas que vandalizan las cámaras. Home invasion se convierte así en una auténtica película de terror a través de imágenes captadas de la realidad, pero también reflexiona sobre la escasez de estudios que demuestran que el sistema que vende Ring contribuya a disminuir las amenazas de seguridad contra los hogares. La segunda parte de la película se centra en la forma en que el cine ha contribuido a crear una narrativa respecto a la amenaza de la invasión del hogar. D.W. Griffith inventó el montaje paralelo para mostrar dos personajes en el interior y en el exterior de un escenario, estableciendo un subgénero que más tarde se desarrollaría como las home invasion movies. Imágenes de películas de terror como Scream (Wes Craven. 196) muestran el uso de este recurso para crear suspense en torno a la ruptura de la seguridad que un hogar proporciona. La decisión de mostrar todas las imágenes a través de un círculo en la pantalla que primero se utiliza como un reflejo de las grabaciones de Ring y más tarde como un recurso estilístico, aprovecha las posibilidades claustrofóbicas que proporciona una imagen en el centro de una pantalla en negro, aunque la utilización del texto explicativo constantemente hace que la película a veces resulte demasiado estática. Pero resulta particularmente inteligente la reflexión sobre cómo la videovigilancia no proporciona más seguridad, sino que utiliza el miedo como justificación, y la progresión de la narrativa que desemboca en los luditas, un movimiento surgido en el siglo XIX que estaba encabezado por artesanos ingleses que se dedicaban a destruir las maquinarias textiles, y que acabó con la aprobación en 1812 de la llamada Framebreaking Bill, una ley que condenaba a la pena de muerte a los implicados en la destrucción de los telares. Este ensayo escéptico respecto al desarrollo de la tecnología, ofrece una mirada particularmente acertada que invita a reflexionar sobre la incapacidad del hombre para afrontar sus propios miedos.
The night owl
Tae Jin Ahn, 2022 | Fantasia Film Festival | ★★★★☆
El misterio no aclarado sobre la muerte del príncipe heredero So-hyun en 1645, que se atribuyó oficialmente a una enfermedad pero existen rumores de que pudo ser por envenenamiento, sirve al director debutante Tae Jin Ahn para elaborar una historia de ficción que toma como premisa principal acontecimientos de la vida real durante la Dinastía Joseon en el siglo XVII. Para este drama con elementos de thriller, el punto de vista se asigna a Cheon Kyeong-Soo (Ryu Jun-yeol), un joven ciego que tiene una habilidad especial para la acupuntura, lo que le permite ser elegido para servir en la corte real. Sus primeros días coinciden con el regreso a Corea del príncipe So-hyun (Kim Sung-cheol) después de haber permanecido preso durante ocho años en China, donde se entregó para servir como mediador entre la Dinastía Qing y la Dinastía Joseon. Su muerte repentina, sin embargo, expone diferentes teorías, aunque la oficial es que ha muerto debido a la malaria. Pero Cheon Kyeong-Soo se ha convertido en un testigo insólito del asesinato, ya que había ocultado que durante la noche sus ojos pueden vislumbrar figuras y formas. The night owl (Tae Jin Ahn, 2023), se convierte así en un thriller con especial capacidad para mantener la tensión a pesar de su concisión y de su narrativa de combustión lenta, planteando el dilema del protagonista en torno a cómo demostrar quién ha sido el asesino del príncipe, especialmente frente al rey Injo (Hae-Jin Yoo) y su médico Lee Hyung-Ik (Choi Moo-sung). Sobre todo porque solo encuentra cierto apoyo en la princesa heredera Minhoe (Jo Yoon-seo) y el primer ministro (Jo Sung-ha). A través de un guión que presenta a los personajes en un primer acto que trata de establecer el contexto histórico, la película se acelera a partir de la muerte del príncipe y se convierte en un thriller con un ritmo tenso que consigue algunos giros de guión acertados y un sentido del suspense perfectamente construido. The night owl consiguió ser un éxito en Corea del Sur a finales del año pasado, donde permaneció tres semanas en el número uno y ha sido la quinta película coreana más taquillera de 2022, compitiendo además con ocho nominaciones a los prestigiosos Baeksang Arts Awards, de los que logró los premios como Mejor Película, Director Novel y Actor Principal (Ryu Jun-yeol). A través de una historia que prácticamente se desarrolla únicamente en el interior del Palacio Real, cuenta con un diseño de producción sobresaliente y una fotografía de Tae-Kyung Kim, quien también trabajó en la superproducción Alienoid: Part 1 (Dong-hoon Choi, 2022), que destaca especialmente en las escenas nocturnas, fundamentales para el personaje protagonista. Es notable también la acertada banda sonora compuesta por Hwang Sang Jun, que utiliza percusiones para subrayar los tratamientos con acupuntura, pero al mismo tiempo crea un tema principal melódico de gran belleza. The night owl se consolida de esta forma como un thriller político medieval que se beneficia de un buen trabajo de dirección y una escritura sólida que elabora personajes con un trasfondo histórico para incluirlos en una historia de ficción. ______________________________________Películas mencionadas: Holy spider. Araña sagrada se puede ver en Filmin.La doncella se puede ver en Filmbox+, Filmin y Movistar+.Scream se puede ver en Movistar+ y SkyShowtime.