ISBN: 9788426419521
Páginas: 416
Precio: 18,90 €
Anne Tyler (Minneapolis, 1941) está considerada una de las grandes escritoras contemporáneas. Tras licenciarse en Literatura Rusa y trabajar como bibliotecaria durante un tiempo, en 1964 comenzó su espléndida carrera como novelista, con la que ha cosechado galardones tan importantes como el Premio Pullitzer (Ejercicios respiratorios, 1989), el National Book Critics Award (El turista accidental, 1986) y el PEN/Faulkner Award (Reunión en el restaurante Nostalgia, 1983), entre otros. A modo de curiosidad, Tyler no concede entrevistas en persona ni realiza giras para promocionar sus publicaciones; lleva una existencia tranquila junto a su familia en Baltimore, el escenario habitual de sus historias. Desde que oí hablar por primera vez de ella tenía muchas ganas de descubrir su obra y hace unas semanas por fin pude hacerlo con su último libro traducido al castellano, aunque se publicó en inglés hace exactamente treinta años.
Por lo tanto, no se trata de una trama tradicional con planteamiento, nudo y desenlace. Prefiero definirla como una novela de personajes: la autora muestra una gran habilidad para ahondar en la psicología de los protagonistas y plasmar caracteres llenos de matices, realistas. Soy una gran amante de las personalidades complejas y redondas; me parecen fundamentales para poder comprender las acciones que los individuos llevan a cabo y sentir empatía por ellos. Como reza la contracubierta, «Anne Tyler ha construido un mundo en el que cada lector encontrará su propia historia», y así es, en efecto, porque Pearl, Cody, Ezra y Jenny resultan tan cercanos que no cuesta nada ver un poco (o mucho) de nosotros mismos en sus trayectorias vitales.
La mayoría de las vivencias que se narran son duras, pero no se cae en extremos ni en dramatismos; se puede describir como una historia que irradia naturalidad, normalidad, pues como bien sabemos en la vida suele predominar lo complicado (no quiero llamarlo «malo»). Se habla de cuestiones como la felicidad aparente de las otras familias, el paso del tiempo y los cambios que se producen (o no) en la gente. Aunque esté ambientada en Baltimore entre los años cuarenta y setenta (recordad que se publicó en 1982), la considero una lectura atemporal porque hay circunstancias que nunca cambian: una versión actual del libro tendría referencias a las nuevas tecnologías, pero los sentimientos y los temores de sus protagonistas no serían muy diferentes. Además, destaco la capacidad de la autora para fijarse en los detalles, con lo que consigue dar más realismo al conjunto. Hay muchísimas novelas sobre familias; no obstante, pocas alcanzan el nivel de profundidad de esta.
Anne Tyler
Por lo demás, Tyler tiene una prosa amena que contiene tanta narración como diálogo, y escribe con un tono serio y amable, con mucho estilo (hay fragmentos muy logrados). Su ritmo es más bien lento; la considero una obra para saborear con calma, entrando poco a poco en este universo familiar. El primer capítulo es de una sencillez engañosa: no me transmitió demasiado, me pareció correcto y poco más; sin embargo, al seguir leyendo me di cuenta de que la historia se pone cada vez más interesante y compleja, mucho más de lo que esperaba. Me enganchó más y más… ¡Al final las páginas volaban!En definitiva, Reunión en el restaurante Nostalgia no es un libro para quien solo busque entretenimiento: se lee despacio, carece de la estructura habitual y su peso recae en los personajes, en sus matices y las pequeñas transformaciones que experimentan. A pesar de la importancia de la autora, no esperéis que esta novela os provoque una sensación de impacto o sorpresa en el sentido de giros inesperados o tramas rocambolescas; su mérito reside en el hecho de narrar lo cotidiano, escenas que no tienen nada fuera de lo común pero que se vuelven grandes cuando caen en unas manos como las de Anne Tyler. Por mi parte, me alegro mucho de haberla descubierto, he disfrutado con su buen gusto al escribir y, sobre todo, con esas personalidades llenas de detalles que me han conquistado.