El Stuttgart se jugaba la vida. Comenzó el partido penúltimo en la tabla y su intensidad pronto dio frutos. Un error infantil en un pase atrás de Kirch fue aprovechado por el capitán del Sttutgart Gentner para sacar un disparo pegado al palo y colocar el 1-0. Era el minuto 8. Poco después, en el 19, en pleno desconcierto Borussien, Harnik hacía el 2-0 empujando el balón a la red tras una gran jugada de Traoré, que puso en evidencia al joven lateral zurdo Durm (sustituye al lesionado de larga duración Kuba). Viendo cómo lo venció con una finta es imposible pensar qué no podrían hacer con él Bale o Cristiano cambiado de banda.
Con el 2-0 el partido se estabilizó. El Borussia tiró más de orgullo que de juego y en el 29 volvía a meterse en el partido con un tanto de Reus, que cruzó el balón con la zurda tras un gran pase entre líneas de Hofmann. Antes de acabar la primera parte incluso pudo empatar a tiro de Mkhitaryam (lo evitó Ulreich con un paradón).
La segunda parte comenzó con un derechazo deLewandowsky al palo que dejó tiritando la portería unos segundos. Pero la jugada que cambiaría el partido vino en el 66. Un gran control de Lewandowsky le dio la ventaja ante Niedermeier: penalti que transformó Reus y expulsión. Y empate a dos.
Con la inercia a favor y uno más (y con unos minutos para reorganizarse por la lesión del árbitro, el veterano Weiner) era cuestión de tiempo que el tercero del Borussia acabara cayendo. Y fue otra vez Reus. Su triplete le había dado la vuelta al marcador (éste último gol tras un rechace en un disparo desde fuera del área). No fue el mejor partido del Borussia, pero la remontada le servirá, sin duda, en el aspecto emocional de cara al partido del Bernabéu.