Ahora, con una segunda temporada que ha tardado en terminar, pero que ha valido la pena cada instante, ha pasado a ser Arrow. Es ayudado por mucha gente, incluída la misma policía, La Liga de las sombras (para más referencia, consultar la trilogía del Caballero de La Noche de Christopher Nolan), y el Escuadrón Suicida. Tiene más secretos y con ello más pérdidas, pero ha aprendido a convertirse en un héroe y a salvar a la ciudad aunque eso deje muchas pérdidas.
Con la misma estructura de la primer temporada, intercalamos sucesos del presente con lo que sucedió durante los 5 años que estuvo atrapado en una isla. Ahora, el centro de la trama es la venganza de Slade, a.k.a. Deathstroke, y la incursión de el escuadrón suicida. Hay pérdidas inesperadas, regresos y más secretos por descubrir. Como siempre, empezamos un poco flojos para terminar con una serie de 3 capítulos que son el final de temporada, aunque en general, el ritmo de los 23 episodios no decae y emociona.
Pero lo que emociona aún más, no sólo es la aparición de los enemigos clásicos, sino de otros amigos clásicos. Y nos referimos claramente a Flash, quien hace su aparición en esta temporada, para dar el salto a su propia serie que, más que un spin off es una lucha de DC de crear un universo donde puedan existir más de dos héroes. Falta ver si esto no es un esfuerzo aislado sólo por complacer a los fans, porque si eso fuera cierto, todos soñamos con que el universo de TV pudiera dar el salto a la pantalla grande con la tan esperada película de la Liga de la Justicia. Aunque aún pueden pasar muchas cosas.