¿Es esto noticia? Bueno, ni bien empieza a reptar el clima siniestro y filoso de su nuevo disco, I´m new here ("soy nuevo aquí": la primera de una serie de declaraciones de principios y nuevas preguntas a la edad de 60 años) uno empieza a sospechar que sí, que hay algo para decir (y sobre todo, escuchar).
Lo primero, que sorprende el registro afilado y desnudo. Y que pone la piel de gallina, por momentos, el crooner casi blusero que Gil Scott muestra aquí. El "padre del rap" (vía sus discos de "spoken word" sobre bases funk y jazz de los 70´s) y "el Dylan negro" pasó estos últimos años entrando y saliendo de prisión y de rehabilitaciones y viviendo con HIV. Y vuelve, aquí, pidiendo que nos sentemos a escuchar atentamente.
"I´m new here" tiene todas y a la vez ninguna de las características de un "disco regreso". Está la producción/ maquillaje electrónicos, casi de trip hop; está el fantasma gravitario del mete narices todo terreno de Damon Albarn; el padrinazgo de XL Recordings y las reviews reivindicatorias en revistas y blogs especializados...
Está todo menos la luminosidad que demandaría cualquier operativo retorno. Nada de eso. Estamos ante un disco austero, oscuro, casi esquelético, cuya armazón apenas busca sostener las meditaciones agrias de un poeta que declara ser nuevo aquí, pero para olvidar. Y que se siente solo en una ciudad de millones de habitantes ("New York is killing me").