Hace unos días estaba en un departamento alquilado via Airbnb en Capital Federal a punto de salir a tomar algo en algún bar de la zona. Busque en mi neceser de viaje mi lápiz labial rojo matte de siempre (durante estos últimos meses fue el de IDI que mencioné acá) y cuando quise aplicarme una capa generosa me di cuenta que había llegado al final del producto. La puta madre. Cualquiera de las personas que esta leyendo esto y verdaderamente me conoce seguramente dijo en voz alta ese “la puta madre” porque si, mi infierno personal es quedarme sin lápiz labial rojo, everybody knows that, even you.
Así que en el momento en que tuve un ratito libre (fueron tres días movidos y a las corridas y ese time off no fue mucho) procedí a meterme en el primer shopping que encontré (Farmacity estaba cerrado porque era domingo) y terminé comprando este medio a ciegas. ¿Por qué lo elegí? A. me pareció lindo el envase (si, ya se que eso solo se hace con los chongos pero honestamente estaba teniendo un día pelotude) y B. lo había visto repetidas veces en instagram aunque no le había prestado demasiada atención a las reseñas. Además la chica que me lo vendió me trato un poco mal, me miro con cara de “apurate” y bueno, para que seguir contando, no? Cuando quise acordar había gastado casi $300 en un lápiz labial que ni siquiera sabia si me iba a gustar. Lo único que sabia es que el tono (625 love) es hermoso y mi tono de rojo favorito.
Estuve los primeros tres días intentando entender como carajo se usa el aplicador. O sea: siempre uso labiales líquidos porque son mis favoritos, pero el aplicador de este es diferente. Tiene una forma rara. Un movimiento en falso y chau, te fuiste al carajo, tenes que empezar de vuelta. Adjunto foto para que vean a qué me refiero.
Segunda cosa que no me gustó: transfiere, y bastante. Soy muy muy amiga de los de larga duración, aun cuando te resecan la boca. Prefiero sentirme con boca de cartón a tener las manos manchadas de rojo (me muerdo las uñas, recuerden) y no poder besar tranquila (aguanta, reina del chape). Y bueno, con esos dos contras se puede decir que hasta acá ya lo odiaba, pero no quería haber tirado trecientos pesos a la basura así que seguí probando. La cuarta vez que me lo aplique ya le había agarrado la mano al aplicador, así que ese ya no era un problema. Entonces me lo deje un día completo para testear la duración y si verdaderamente me iba a ver como el joker ni bien intentara tomar algo, y ahí fue cuando aprendí a quererlo. Esto fue lo que mas me gusto: aunque transfiere, no se va saliendo de forma despareja (todes odiamos cuando la parte de adentro se sale pero el borde queda intacto), en cambio va quedando de un color más sutil, pero parejo. Foto después de seis horas, un litro de agua directamente de la botella, todas mis uñas mordidas y partidas, y un yogur firme:
Clarisimo está que aunque se la banca bastante bien, hay que tenerlo encima todo el tiempo para hacer retoques. También consideren que todo lo que toquen con la boca va a quedar manchado (ojo los petes #lodijo). Por mi parte, lo voy a seguir usando intentando que me guste pero definitivamente no compraria de vuelta esta linea. Y cierro este post con foto de mi mano manchada.
(si, se que tengo que parar con esa mierda)