- La muerte espera al más valiente, al más rico, al más bello. Pero los iguala al más cobarde, al más pobre, al más feo, no en el simple hecho de morir, ni siquiera en la conciencia de la muerte, sino en la ignorancia de la muerte. Sabemos que un día vendrá, pero nunca sabemos lo que es.
Cortázar era un surrealista en su intento tenaz de mantener unidas lo que él llamaba "La revolución de afuera y la revolución de adentro".
Si a veces se equivocó en la búsqueda de esta fraternidad incansable, peor hubiera sido que la abandonara. Como un nuevo Tomás Moro en la ola de un renacimiento oscuro que podía conducirnos a la destrucción de la naturaleza o al triunfo de una utopía macabra y sonriente, Cortázar vivió un conflicto al que pocos escaparon en nuestro tiempo: el conflicto entre el afuera y el adentro de todas las realidades, incluyendo la política.Coincidimos políticamente en mucho, pero no en todo.
Nuestras diferencias, sin embargo, aumentaron nuestra amistad y nuestro mutuo respeto, como debe ser en el trato inteligente entre amigos, que no admite ambición, intolerancia o mezquindad. No puede, realmente, haber amistad cuando estos defectos arrebatan al que se dice nuestro amigo.
Gabriel García Márquez y yo lo recordamos siempre agotando los conocimientos sobre novela policiaca en un largo viaje de París a Praga en 1968, con la buena intención de salvar lo insalvable : la primavera del socialismo con rostro humano. Sentados en el bar del tren, comiendo salchichas con mostaza y bebiendo cerveza, oyéndole recordar la progenie del misterio en los trenes, de Sherlock Holmes a Agatha Christie a Graham Greene a Alfred Hitchcock...
Carlos Fuentes Escritor y Ensayista Premio Nacional de Literatura de México (1984), Premio Cervantes (1987) Panamá, 11 de noviembre de 1928 - México, 15 de mayo de 2012
Fragmento del artículo publicado en el suplemento Cultura del diario argentino "La Nación"