Estas Navidades mis hijas y Manuel, mi yerno, que es el experto, han aprovechado para ir al campo a recoger níscalos, que en los alrededores de Cartaya, en la provincia de Huelva, y bajo los pinos abundan. Aquí se les llaman rebollones.
Un poco de ejercicio en el campo, buenos paseos, disfrutar del aire puro es una maravilla y si además la recompensa es buena , no hay que pedir mucho más.
Mirad una pequeña muestra de los muchos que trajeron.
Los preparé de muchas maneras y para empezar , yo creo que un buen revuelto con sabor a mar y tierra es una buena manera de hacerlo.
- 1 pimiento rojo grande
- 1 cebolla
- 2 dientes de ajo
- 5 o 6 níscalos o rebollones grandes
- 2 patatas medianas
- 2 ramitas de perejil
- 4 huevos XL
- sal
- 100 g. de langostinos congelados
- aceite de oliva
PREPARACIÓN
Ponemos a descongelar los langostinos y quitamos la cáscara. Reserva.Pon unas cucharadas de aceite de oliva a calentar en el fondo de una sartén. Pica la cebolla y ponlas a dorar junto con el pimiento rojo también picado y los ajos cortados en láminas.
Lava bien los níscalos para quitarles toda la tierra y pártelos en láminas. Incorpora al sofrito anterior. Pon sal y pimienta al gusto. Remueve con cuidado.
Mientras tanto, en otra sartén freímos las patatas cortadas en dados. Reserva.Añade los langostinos reservados, remueve, e incorpora las patatas reservadas y los huevos sin batir. Pon perejil picado. Ve removiendo con cuidado hasta que los huevos estén cuajados.
Sirve y disfruta de un revuelto con sabor incomparable.