A la hora de la cita estaba nuestro héroe en el lugar acordado, sin maquillaje y con unos elegantes ropajes. Esperó y esperó, pero su amada no llegaba. Tras varias y largas horas aguardando impaciente a que apareciera la joven, se percató de que nadie iba a venir. Salía ya la luz del sol y Luciano seguía en el lugar en cuestión cuando la compañía recogía el campamento para ponerse en movimiento. Sus compañeros fueron a avisar a Luciano, el cual desconsolado, decía para sí mismo << ¿Eres o no un hombre? ¡Eres un payaso! ¡Ríe, Payaso! ¡Ríe por tu amor destrozado y todos aplaudirán! >>. Luciano, entre eternas lágrimas subió a su caravana y siguió a la compañía, dedicándose desde entonces por completo a su trabajo y consagrándose, años después, como uno de los mejores y más grandes humoristas de todos los tiempos.
A la hora de la cita estaba nuestro héroe en el lugar acordado, sin maquillaje y con unos elegantes ropajes. Esperó y esperó, pero su amada no llegaba. Tras varias y largas horas aguardando impaciente a que apareciera la joven, se percató de que nadie iba a venir. Salía ya la luz del sol y Luciano seguía en el lugar en cuestión cuando la compañía recogía el campamento para ponerse en movimiento. Sus compañeros fueron a avisar a Luciano, el cual desconsolado, decía para sí mismo << ¿Eres o no un hombre? ¡Eres un payaso! ¡Ríe, Payaso! ¡Ríe por tu amor destrozado y todos aplaudirán! >>. Luciano, entre eternas lágrimas subió a su caravana y siguió a la compañía, dedicándose desde entonces por completo a su trabajo y consagrándose, años después, como uno de los mejores y más grandes humoristas de todos los tiempos.