Ribadesella

Por Alejandropumarino

Ribadesella tiene un color especial durante los veranos, cuando celebra la fiesta de las piraguas y las calles se llenan de turistas; los últimos años ha mejorado mucho con la cosa de Letizia, y es que una princesa da mucho juego, ya se sabe. Los meses de invierno son más largos y las calles se vacían a temprana hora de la noche, mientras quedan abiertos cuatro chigres de siempre. A la entrada, en la misma carretera general, abre todos los días La Parrilla, donde siguen dando el golpe de calor en la plancha a un excelente pescado fresco, y aunque llena los fines de semana, la pitanza se disfruta mejor en soledad durante los días de semana, sobre todo si se cuenta con un conductor dispuesto no disfrutar del excelente Alvariño de la casa. Pese a la variedad de público, sigue teniendo algo de entrañable, en unas instalaciones que no resultan lujosas, pero sí acogedoras, mientras el trato, informal, es casi familiar. Los caldos con los que se pueden regar los postres, están a la altura de la comida y el precio es justado. al salir, cruzando la carretera, se disfruta esta vista de la ría. Un lujo.