Continuamos en la Ribeira Sacra y ahora nos dirigimos al Monasterio de San Pedro de Rocas, en Esgos, del siglo XVI, conserva en su interior varias importantes tallas del siglo XVII y único por estar excavado en la roca natural, tiene un gran valor antropológico por ser testigo de los primeros asentamientos eremitas en Galicia, en el año 573. Según las inscripciones de la lápida fundacional, fueron siete varones quienes escogieron este bello enclave para retirarse a una vida de oración. Dimos un paseo por el bosque donde se encuentra el monasterio y podemos afirmar la gran belleza del lugar, la paz y tranquilidad que se respira.
Ya en el siglo IX, el caballero Gemodus, descubre el lugar en una jornada de caza y se establece en él, siendo elegido abad por sus compañeros. En los siglos posteriores pasó a depender del Monasterio de Santo Estevo de Ribas de Sil y del de San Salvador de Celanova. En 1923 fue declarado Monumento Histórico-Artístico.
La iglesia del monasterio, del siglo VI, es uno de los templos cristianos más antiguos que se conocen, sus tres naves están excavadas en la roca, en el techo una abertura por la que entra luz del exterior y una pilastra hace las veces de altar.
También podemos ver sepulcros esculpidos en el suelo de la iglesia y el atrio. El campanario es del siglo XV y está situado en la parte superior de una enorme formación rocosa de más de 20 metros de altura que da nombre al lugar.
Abandonamos el lugar en dirección al Monasterio de Santo Estevo de Rivas de Sil, en Nogueiras de Ramuín, pero antes de llegar paramos en el Mirador del Castro desde donde hay unas espectaculares vistas del monasterio y su entorno, y decidimos llegar al monasterio caminando por una senda que baja hasta el mismo, posteriormente la subida la hicimos en el bus lanzadera. El monasterio estilos y épocas. Conserva del románico la cabecera de la iglesia y la parte interior del Claustro de los Obispos que actualmente pertenece al Parador de Turismo.Según la tradición fue fundado por San Martín Dumiense en el siglo VI. Pero la historia comienza a documentarse en el año 921 con el privilegio de Ordoño II mediante el cual se concede al abad Franquila los espacios ruinosos y abandonados de San Esteban para que lo restaurara y levantara allí un monasterio de la Orden de San Fructuoso, y desde el siglo X la Orden de Benedictinos.
Todo el mundo siempre nos hacía referencia a Montederramo y allí nos vamos para conocer el Monasterio de Santa María de Montederramo de la mano de un guía local. Su origen atribuyen el inicio de su historia al documento fundacional que con fecha del 21 de agosto de 1124 fue otorgado en Allariz por Doña Teresa de Portugal. En este documento Doña Teresa concedió, al llamado abad Arnaldo y a los monjes benedictinos que con él estaban, un lugar llamado Rivoira Sacrata (o Roboira Sacrata) para fundar un monasterio, indicándose en dicho documento el privilegio por el cual los monjes podían marchar a otro lugar si lo consideraban más cómodo. Y esto es lo más relevante históricamente de toda nuestra visita a la Ribeira Sacra.
Documento Fundacional Montederramo
El monasterio dispone de dos claustros, el más antiguo es de estilo ojival evolucionado, cuadrado, de cinco arcos semicirculares por lado y bóvedas estrelladas de nueve claves; el cuerpo superior ofrece arcos y ventanas por tramo renacentistas y barrocas. El segundo claustro, es cuadrado, elegante, de cuatro arcos semicirculares por lado sobre columnas exentas renacentistas, y medallones esculpidos y escudos, todo ello del siglo XVI. En el interior de la iglesia, destacamos el retablo mayor, restaurado en los últimos tiempos. Es obra del escultor gallego Mateo del Prado que talló en madera las escenas en altorrelieve, dedicadas al Nuevo Testamento.
Al finalizar la visita damos un paseo por el pueblo y nos recomiendan la visita a dos lugares, el primero de ellos es el Conjunto Religioso de Marrubio, a pocos kilómetros de Montederramo. El Cruceiro es un ejemplar único en Galicia ya que conserva la policromía, quizás por la estructura que lo protege. Fue realizado en 1778. El Cruceiro está protegido por un baldaquino. A ambos lados de la puerta de entrada, sobre el muro que lo rodea, están colocadas dos hornacinas que pertenecieron a sendos petos de ánimas, que eran huchas a disposición de los creyentes donde depositar las limosnas para conseguir purgar más rápido los pecados. Junto a él la Capilla de San Juan.
El segundo lugar recomendado es el Puente Viejo de Vilariño Frío, en el Concello de Montederramo. Sin duda, el lugar más espectacular del viaje, un enclave con un encanto especial y un puente romano al que llegamos por una senda que parte del pueblo. Es una de las huellas de la vía romana que unía Astorga y Braga. Fue construido sobre el río Mao en el siglo III. Sobre este puente pasaba la Vía Nova de Caracalla, según un miliario encontrado en las proximidades. El puente actual de tres arcos de medio punto es del siglo XVII y está construido con grandes losas muy bien labradas. En el camino de acceso al puente existe una especie de centro de interpretación de la Vía Nova al aire libre, con 12 paneles interpretativos, una reproducción de la calzada y otra del miliario.
Y con esto acabamos nuestro recorrido por la Ribeira Sacra, queda mucho por pasear, por visitar, por descubrir y por conocer, pero eso será en otro viaje. Es sin duda un territorio lleno de historia, de naturaleza y con un rico y extenso patrimonio. Como leí en algún sitio es "el secreto mejor guardado de Galicia".
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