Durante su discurso, Monreal planteó dos cuestiones importantes. La primera fue una incitación al regionalismo, al mencionar que de los cuatro aspirantes a coordinar los esfuerzos en defensa de la cuarta transformación, él es el único del norte del país. Señaló que tanto Ebrard como Sheinbaum son de la capital y que Adán Augusto es del sur. Por otro lado, los otros dos candidatos, Manuel Velasco y Fernando Noroña, fueron pasados por alto.
La segunda cuestión que abordó Monreal fue en relación a la contienda interna de MORENA. Aseguró que no hay «dados cargados», acuerdos oscuros ni «cartas marcadas», y expresó su confianza en la palabra del presidente Andrés Manuel López Obrador de que no intervendrá para favorecer a ningún candidato.
En su discurso, Monreal incitó un cierto ánimo regionalista al apelar a su origen norteño, lo que podría buscar aumentar su popularidad en las regiones del norte de México. Por otro lado, su afirmación de que la competencia interna de MORENA es justa y equitativa pretende transmitir un mensaje de confianza en la transparencia del partido y su liderazgo.