Lo he comentado en varias ocasiones, hay dos visiones sobre la filosofía de la ciencia por parte de los no especializados en el campo, que no deja de parecerme interesante: 1) que muchos científicos y amantes de la ciencia recién se enteren de algunas conclusiones de filosofía de la ciencia, que llevan décadas siendo aceptadas como tal entre los filósofos; y 2) que prevalezcan aún confusiones serias sobre el lenguaje que se usa en ciencia, o aún más, que tales confusiones sean sostenidas y perpetuadas por científicos.
Del primer caso, me topé hace unas semanas con popperianos que no se han enterado que la falsación no sirve como criterio de demarcación entre ciencia y pseudociencia (incluso hubo quiénes se aferraron al falsacionismo hasta el aburrimiento, importando poco si explicaba y compartía referencias, terminábamos donde habíamos comenzado), y que los filósofos de la ciencia aceptaron eso desde los 70's-80's. Y del segundo, me pasaron un tuit del 6 de marzo posteado por Richard Dawkins que dice:
La ciencia no es una construcción social. Las verdades científicas eran verdaderas antes de que existieran las sociedades; seguirá siendo cierto después de que todos los filósofos hayan muerto; eran verdaderas antes de que nacieran los filósofos; eran verdaderas antes de que hubiera mentes, incluso mentes de trilobites o dinosaurios, para notarlas.Es interesante cuán confundido puede mostrarse alguien sobre la ciencia, como en este tuit. ¡Y es de uno de los científicos más famosos del mundo! Si usted es uno de los que le dieron like a la publicación de Dawkins, tal vez le convenga continuar leyendo.
Confusiones de un científico sobre la (filosofía de la) ciencia
Como ya comentamos en otra ocasión el asunto del falsacionismo (por acá también comentamos un poco), toca concentrarnos en el tuit de Dawkins como ejemplo de confusión en el lenguaje a la hora de hablar de la ciencia. Créame, los filósofos llevan siglos advirtiendo que, uno de los causantes de muchos problemas filosóficos eternamente debatidos es la ambigüedad del lenguaje. El cómo se usan términos que deberían ser claros para todos, pero que en realidad se entienden de diferentes formas, incluso llegando a ser tergiversados en algunas ocasiones. Ha habido quienes han creído, como Ludwig Wittgenstein, que no existen los problemas filosóficos como tal, sino que todos son problemas del lenguaje, con el uso ambiguo de éste y con su eterno defecto de no ser exacto, prestándose a la interpretación. Aunque esta tesis tampoco es sostenida hoy día (aunque hay algunas excepciones), tiene el mérito de notar que, para plantear una solución a un debate de esta clase, se debe comenzar por la precisión de los términos que se manejan en el discurso.
Dawkins lo hizo al revés. Comenzó con una afirmación que sabía sería provocativa para muchos, y después intentó explicarse en el siguiente comentario:
OBVIAMENTE, por "verdades científicas", me refería a las verdades sobre el mundo real que la ciencia aspira a encontrar, NO a las creencias de los científicos durante una era histórica en particular -el flogisto, etc. Lo único que quiero decir es que existe la realidad objetiva -negada por intelectuales posmodernos.
No es sorprendente que esta "aclaración" ayudara poco con las críticas que ha recibido Dawkins en Twitter, incluyendo del médico David Gorski:
Estoy profundamente decepcionado de ver a un científico a quien una vez admiré soltando una opinión tan ignorante. No es que el concepto de ciencia como construcción social sea nuevo o incluso particularmente controvertido, ni ese concepto invalida los descubrimientos de la ciencia.¿Pero en qué se equivocó Dawkins? Para responder, primero que nada, hay que observar cuáles son los términos no definidos que expone Dawkins en su tuit y en su "aclaración", y cómo los usa: ciencia/ construcción social/ verdades científicas/ realidad objetiva.
En el tuit, Dawkins asegura que las verdades científicas son independientes de las mentes que las descubren (¿o crean? ¿o confirman?), incluso, son verdades antes que existiera alguna mente. En su "aclaración", nos dice que habla de las "verdades sobre el mundo real", que equivale, según su tuit, a decir que "existe la realidad objetiva", que es negada por los posmodernos (¿quiénes específicamente? No lo dice). Esto no es más que una mezcla de confusiones con varios términos, algunos de los cuales no usa, lo que solo aumenta la confusión.
Para empezar, lo que Dawkins llama "verdades científicas" parece referirse a lo que en semántica se conoce como "verdad fáctica", es decir, una verdad sobre el mundo real. Esto se confirma al decirnos que está hablando de las "verdades sobre el mundo real que la ciencia aspira a encontrar". Como cualquier otro tipo de verdad (más adelante veremos que Dawkins también sabe que existen verdades morales y verdades estéticas), ésta no es una propiedad del mundo en sí, sino una propiedad de un enunciado que referencia al mundo. Por ejemplo, un hecho conocido de la naturaleza conocido como "lluvia", y es verdad el enunciado que afirma: "en la Tierra llueve agua desde el cielo". La razón por la que consideramos verdadero ese enunciado, es que contamos con datos de nuestra experiencia (así como todo un modelo teórico, el ciclo del agua) que confirman que el enunciado hace referencia a lo que en realidad ocurre en nuestro planeta.
Como se puede notar, la verdad fáctica es la correspondencia de una idea sobre el mundo real con el mundo real. Si tenemos un enunciado estilo "llueve metano líquido en la Tierra en condiciones naturales", podemos estar seguros que es un enunciado factual o empíricamente falso, dado que no se corresponde con lo que ocurre con la lluvia en la Tierra en condiciones naturales. La verdad sobre la lluvia y el hecho de la lluvia no son sinónimos, como se puede ver en el ejemplo, y nunca la verdad de un enunciado es equivalente al hecho con el que intenta corresponderse el enunciado. Lo Richard Dawkins hizo en su tuit fue precisamente confundir los hechos sobre el mundo real con las verdades del mundo real.
Los hechos factuales (una redundancia por desgracia necesaria, ya que no existen hechos de otro tipo) son acontecimientos, estados de una cosa o cambios de estado de una cosa real o posible en el mundo real. No podemos decir que un hecho es científicamente verdadero o falso, solo podemos elaborar enunciados verdaderos o falsos sobre los hechos porque, y esto se debe repetir cuantas veces sea necesario, la verdad o la falsedad no es un atributo del mundo real, sino un atributo o propiedad de los enunciados. Ahora, como puede verse, aceptar la realidad de los hechos es hacer una suposición: el mundo real existe, lo que en teoría del conocimiento se le conoce como realismo. Tener presente un hecho y aceptar la existencia del mundo donde ocurren los hechos, no son equivalentes. El segundo es un supuesto necesario para hablar del primero. Si no aceptamos que la realidad existe más allá de nuestra mente, entonces el concepto de "hecho" no tiene ningún sentido.
En filosofía de la ciencia se tiene además el debate realismo vs antirrealismo, en el que se discute si las teorías científicas reflejan aproximaciones a la realidad, o se trata de modelos pragmáticos (útiles) que no se relacionan con la verdad que se pueda enunciar sobre los hechos. No se niega la realidad del mundo natural, sino que se discute si la ciencia es una auténtica aproximación científica al mundo natural y en si ese es su verdadero objetivo (si me preguntan a mí, la respuesta es que sí).
La ciencia es una construcción social... y eso es un hecho
Semántica, teoría del conocimiento, filosofía de la ciencia. Las confusiones de Dawkins pueden dar pie para explicar algunos temas de los que muchos rehúyen en prepa (o tal vez ni siquiera sabían de su existencia) e incluso en universidad, pero que se vuelve evidente su importancia para no viciar el debate público sobre la naturaleza de la ciencia, lo que se puede entender como verdadero y lo que es una buena defensa de la ciencia como actividad humana.
Pero todo esto, ¿qué tiene que ver con que la ciencia sea o no una construcción social? Muchos amantes de la ciencia (científicos célebres incluidos, obviamente) se ponen en guardia en automático en cuanto escuchan o leen que se dice esto o su similar, que la ciencia es una actividad social o cultural.
Dios no lo quiera. Las palabras "construcción social" han llegado a significar, para gente como Dawkins, algo realmente, realmente malo. Él interpreta que esto significa algo parecido a algo completamente arbitrario, inventado, completamente desconectado de la realidad empírica.Escribe el filósofo de la ciencia Massimo Pigliucci, respondiendo el tuit de Dawkins. Y continúa explicando que, de hecho, la ciencia es una actividad social en el sentido indiscutible de que es una actividad realizada (y yo añadiría absolutamente dependiente) de los seres humanos:
Esto significa que, inevitablemente, la ciencia se caracteriza por estructuras sociales, incluidas las estructuras de poder. La ciencia no significa solo experimentos de laboratorio o aceleradores de partículas, también significa becas de investigación, cátedras, universidades, etc. Esto, contra Dawkins, no significa que los productos de la ciencia, el conocimiento sobre el mundo, sean en sí mismos arbitrarios. Pero sí significa que hay mucho más en la ciencia que la visión ingenua que Dawkins tiene de ella. Una vez bromeó diciendo que se considera un hijo de la Ilustración. Yo también, cuando era adolescente. Luego crecí y desarrollé gradualmente una visión un poco más matizada del conocimiento humano.Tal vez no exista mejor ejemplo que el auge de la teoría evolutiva, de la que Dawkins es experto. En más de uno de sus libros, Dawkins se ha llegado a preguntar por qué se tardó tanto en plantearse una teoría como la selección natural de Charles Darwin, volviéndose famosa con la publicación de El origen de las especies en 1859. No hay duda que Darwin era un genio y un gran conocedor de la geología, zoología, botánica, entomología e incluso antropología de su época, y que su teoría fue realmente una aportación original a la historia de las ideas (no solo a la historia de la ciencia), con enormes implicaciones en prácticamente todos los campos del conocimiento (no solo en ciencia y filosofía, sino también en religión y política). Pero eso no nos ayuda a responder la pregunta que tanto se ha planteado Dawkins. ¿Hay algo más allá de la creatividad y la sabiduría del propio Darwin? Eso parece evidente para el consenso de historiadores y filósofos de la biología. Que fuera un genio y gran conocedor de historia natural es un punto a su favor, pero antes que Darwin hubo otros genios y grandes conocedores de historia natural, con investigaciones de prestigio, que modificaron el ambiente intelectual internacional, y aún así, no suelen ser recordados como lo es Darwin. ¿Por qué?
Una parte importante de la explicación se encuentra en el contexto histórico en el que Darwin vivió. Para empezar, la sociedad en la que vivía no estaba alejada de las concepciones evolucionistas (en ese entonces llamadas "transformistas" o "transformacionistas"), y de hecho ya eran comunes estas ideas entre los historiadores y filósofos de la naturaleza, con las teorías de Buffon, Saint-Hilaire, Lamarck y Erasmus Darwin (abuelo del buen Charles). Darwin descendía de una familia bien acomodada y progresista, defensora desde generaciones atrás de la abolición de la esclavitud, firme creyente en el progreso social y la superioridad de su status. La sociedad victoriana suponía una cultura liberal e individualista, en donde los teóricos de la economía-política ya hablaban de la competencia y la supervivencia "de los más aptos", ideas que Darwin estudiaba y adoptaba explícitamente en su visión del mundo. El gradualismo, la creencia que procesos tan lentos que son imperceptibles para la vida humana común logran hacer transformaciones radicales en el mundo natural, ya había sido presentado también en los primeros años de la década de 1830 por Charles Lyell en sus Principios de Geología. Y a principios del siglo XIX se comenzaba ya a establecer tesis sobre cómo funciona el método científico, siendo William Whewell y John Herschel las principales influencias de la época (Darwin aceptaría en su Autobiografía la poderosa influencia en sus ideas ejercida por Lyell y Herschel). Todas éstas son variables externas que jugarían un papel igual de importante (o incluso más) en la creación de la selección natural como una teoría consistente, además de la importante recopilación de datos,debates, argumentos y evidencias que Darwin recolectaría en su trabajo como naturalista durante décadas.
Por principio de cuentas, el reconocimiento del carácter social de la ciencia convierte en innecesaria la dicotomía entre ciencia y sociedad. La ciencia no sólo es producida en sociedad y por una sociedad en particular, sino que sus características más relevantes son el resultado histórico del desarrollo de tradiciones muy diversas.Escribe en su ensayo "Darwin en sociedad", Edna María Suárez, del Laboratorio de Historia de la Biología y Evolución de la Facultad de la Ciencias, en la UNAM. La también compiladora del libro Filosofía e historia de la biología (2009) explica además que, cuando hablamos del carácter social de la ciencia, también debemos hablar del carácter social de las tradiciones y prácticas diversas que identificamos como "ciencia":
En efecto, los estudios recientes sobre la ciencia se caracterizan por reconocer que eso que llamamos ciencia no sólo es un conjunto de ideas, sino también un conjunto de prácticas y recursos materiales que nos permiten conocer y relacionarnos con el mundo. La ciencia también son instrumentos, las habilidades, los problemas específicos a resolver, y no sólo las teorías o supuestos métodos para la resolución de problemas.
Por ejemplo, la práctica del debate y el razonamiento público convincente (que tiene que ver, sobre todo, con la esfera política), o las habilidades experimentales adquiridas en una comunidad de practicantes, la cual se organiza de acuerdo con reglas que le deben más a la historia del trabajo y a la artesanía, que a los libros y a las ideas.Esto nos hace concluir que la ciencia es una construcción o práctica social sí o sí. Igual que la evolución o la gravedad, se trata de un hecho, no de una opinión de filósofos. Y sí, incluso las teorías más importantes y bellas, como la teoría darwiniana, es una construcción social, lo que no nos dice absolutamente nada sobre las verdades fácticas o los hechos que se estudian y clarifican con tales teorías, pero sí nos ayuda (en gran medida) a responder el por qué se tardó tanto en establecerse una teoría evolutiva (aunque Dawkins parece ignorarlo). Tal como concluye Edna Suárez:
Cuando hablamos del "carácter social" de la teoría de Darwin, pues, podemos referirnos a muchas cosas. Pero existe un sentido importante en el que Darwin y la teoría de la selección natural es, en efecto, el resultado de una formación social. Este sentido implica reconocer la diversidad y riqueza de los recursos utilizados por el teórico en la lenta construcción y pulimiento de sus ideas sobre la evolución. La teoría de Darwin es social no porque implique subrepticiamente un reconocimiento a la competencia o a la división del trabajo como principios explicativos fundamentales, sino porque en su construcción Darwin apeló al conocimiento implícito, tanto en las ideas de sus contemporáneos como en los múltiples recursos de todo tipo que existían en su época, incluido el desarrollo industrial acelerado del que fue testigo. Darwin se alimentó de las grandes ideas de la economía clásica pero también del progreso material de su época y de los hallazgos de los criadores y agricultores. Resulta absurdo pensar que la economía política es, por así decir, "más social" que la ganadería.Pues eso, una de las teorías fundacionales de la ciencia moderna es el reflejo total de cómo la ciencia es una actividad social, muy humana, y completamente cultural, lo que no significa que se deba negar la existencia objetiva de la realidad ni el que no podamos conocerla a través de las mejores prácticas y campos que tenemos para tal tarea, o sea todo el sistema social que llamamos ciencia.
El caso de Darwin es ejemplar no solamente por la evidente relación entre su teoría y algunas de las ideas más características de su época (el individualismo, la competencia, la división del trabajo), sino por el uso novedoso y la elaboración particular que éste llevó a cabo de tales ideas. La obra de Darwin se explica, al menos en parte, por la riqueza intelectual y social que lo rodeó durante toda su vida, pero si Darwin es hijo de su tiempo, también deben subrayarse aquellos aspectos de su obra en que aparece como un pensador novedoso u original. Éstos nos explican la falta de comprensión de sus contemporáneos y, al menos parcialmente, la tardanza en la publicación de sus puntos de vista. En particular, la introducción del azar en las explicaciones histórico-evolutivas, que resultó de la observación de la labor de los criadores y agricultores, es la clave de la ruptura de Darwin con el pensamiento progresivista y legalista que, paradójicamente, definió el pensamiento del siglo XIX.
Entonces, señor Dawkins (y seguidores), se equivoca: la ciencia sí es una construcción social, las verdades científicas no existen con independencia de los cerebros que las piensan y enuncian (lo que sí existe y existirá después que muera el último filósofo son los hechos sobre el mundo real), no es obvio (aunque lo ponga en mayúsculas) que sus confusiones sean una defensa de la existencia de la realidad objetiva, y de serlo, es una de las peores defensas que he visto en mucho tiempo. Al contrario, sus confusiones son carne de cañón para los más relativistas y anticientíficos de los posmodernos.
Para ser justos, hay que mencionar que el tuit no es lo único que Dawkins ha publicado sobre la importancia de las verdades científicas. El número actual de la revista Skeptical Inquirer publicó un artículo del biólogo evolutivo, titulado "Science: The Gold Standard of Truth" ("Ciencia: el estándar de oro de la verdad", presumiblemente traducido por Alejandro Borgo). Como ya había comentado, el artículo tiene algunos buenos puntos; incluso es agradable que le lance pedradas a los popperianos y a los posmodernos por igual, aunque en ninguna parte del artículo se aclara qué es eso de la "verdad científica", ni en qué se diferenciaría de los hechos del mundo natural, ni qué tendría que ver eso con el hecho histórico de que la ciencia (como toda actividad humana) es una construcción social.
SI TE INTERESA ESTE TEMA
* "Science: The Gold Standard of Truth", por Richard Dawkins, en la revista Skeptical Inquirer, vol. 45.2, marzo/abril, 2021. Versión traducida en el portal Pensar.
* "Richard Dawkins writes really silly things about science and philosophy", por Massimo Pigliucci, en Figs in Winter, blog de Medium.
* "Darwin en sociedad: Las teorías de la evolución en la Inglaterra del siglo XIX", por Edna María Suárez, en Filosofía e historia de la biología, compilado por Ana Barahona, Edna Suárez y Sergio Martínez, UNAM, México, 2009.