Richard Hawley – Standing At The Sky’s Edge

Por Homeboy

Resumir la carrera de Richard Hawley en unas pocas lineas es casi imposible. El músico de Sheffield lleva más de veinte años viviendo de esto – nunca mejor dicho, ya que ha sido músico de sesión para cosas tan comerciales como All Saints o Robbie Williams -, y nunca ha dejado de tocar. Desde sus comienzos con Longpigs hasta su alabada carrera en solitario, Hawley siempre ha ido con su guitarra a cuestas, ni siquiera la soltó cuando tuvo esa mala época con las drogas y el alcohol de la que fue rescatado por amigo Jarvis Cocker y sus Pulp. Así que bien podríamos hablar de el como un superviviente de todo esto.

Ya van ocho discos en solitario – contando el mini-elepé con el que fue descubierto por el sello Setanta – en los que el músico británico no termina de elegir un estilo concreto y es capaz de irse al pop, al rollo crooner o al rock más intenso, que es lo que nos encontramos en este último trabajo. Por un lado esto está bastante bien, pero también es bastante arriesgado, ya que descoloca un poco y uno ya no sabe por donde va a salir en cada nuevo trabajo. Además, para  mi gusto, en su anterior trabajo la cosa no le salió bien, y le quedó un disco bastante aburrido.

En Stading At The Sky’s Edge, el de Sheffield se nos ha ido hacia un rock crudo y psicodélico en el que no tienen ningún reparo en alargar los temas con largos e intensos punteos de guitarra – solo los primeros cuatro temas del disco se comen 25 minutos -. Dicho así no suena muy bien, pero todo lo contrario, probablemente es su mejor trabajo en mucho tiempo. Y es que este rollo cósmico (muy en la linea de Spiritualized) que se nos trae ahora le sienta de maravilla, y sus guitarras suenan mejor que nunca.

El disco no puede empezar mejor que con She Brings The Light, todo un ejemplo de como hacer un tema de más de siete minutos que no solo no cansa, sino que también sorprende por su crudeza y su densidad. Lo mismo podemos decir del tema que da titulo al álbum – eso sí, esta suena un poco más fronteriza, aunque igual de contundente -, o de la enérgica Down In The Woods. Por no hablar de la otra parte del disco, la de los temas más tranquilos y relajados, donde también da buena muestra de su talento. Sirva como ejemplo la preciosa Seek It, o esa joya llamada Don’t Stare At The Sun – los hermanos Gallagher matarían por este tema – que tiene un punteo espectacular. Eso sí, si me tengo que quedar con alguna, esa sería Before, el tema que cierra el álbum. Su explosión de guitarras a mitad de canción me pone los pelos de punta, y me parece el broche perfecto para acabar un trabajo que va a dar mucho que hablar en los próximos meses.

Espero que los que lo vayan a ver en el próximo Primavera Sound lo disfruten. Yo como no soy de Barcelona, ni tengo días ilimitados de vacaciones, y por supuesto no soy rico, me quedaré con las ganas.

8