Imbuidos de la lógica y ética protestante que relataba Webber en sus escritos un grupo de millonarios norteamericanos, ultramillonarios diría yo, ceden el 50% de su riqueza para causas filantrópicas.
Sin necesidad de recetas más o menos socialistas o socialdemócratas, sin dejar de abrazar el credo más Hayeksiano o Misesiano, por liberales, “ceden” de manera natural parte de esa riqueza que obtuvieron de ella.
Los artífices, Warren Buffet, el oráculo de Omaha, ó Bill Gates, y otros muchos tienen una dilatada carrera de filántropos, currículum muy común entre los ricos de los países anglosajones y menos en los de mentalidad latina consagrarán parte de sus esfuerzos a devolver a la sociedad en forma de ayuda lo que recibieron con talento, oportunidad y, porque no decirlo, algo de suerte.
Esta forma de actuar es muy indicadora de la forma de pensar en los países protestantes donde la riqueza no es un baldón pero, y además, no un fin en si mismo, como parece consagrar el “pecado” de ser rico en las sociedades más católicas.
En los tiempos donde la economía, las finanzas, el mundo de los bancos y sus manejos han tenido secuestrados, al menos en vilo, durante varios años a muchas personas que quienes mejor manejan esos hilos “devuelvan” parte a la sociedad no está mal, quizás solo para blanquear su imagen, puede que para dar a demostrar que el ocaso de los países y organizaciones supranacionales frente a los “individuos” pundits del capitalismo ya se ha dado, ya está consolidado, ya es un hecho. Lo que hace falta saber si ese desembolso de dineros no desequilibrará de nuevo las balanzas para hacerlas más inestables aún, más dependientes de menos, menos favorables a quienes se quería beneficiar.
El futuro puede ser eso, grandes operaciones económicas y financieras a nivel global, operaciones que pueden hacer que quebrar a países, y, al tiempo, bondadosas, y dirigidas, operaciones filantrópicas que acaban, como boomerang, volviendo a las cuentas corrientes de los magnates de turno.
Filantropía, futuro, Finanzas en Recuerdos del día de mañana.
Despierte el alma dormida, avive el seso e despierte. A fin de cuenta sino pensamos y vivimos para que queremos estar. Los pensamientos de hoy son recuerdos del mañana que tenemos hoy.