RIGOLETTO. PALAU DE LES ARTS. 13-nov-2012 Dirección musical Omer Meir WellberDirección de escena Gilbert Deflo Dirección de escena repetición Beata Redo-Dobber Orquesta de la Comunitat Valenciana Coro de la Generalitat Valenciana Juan Jesus Rodriguez / Helen Kearns / Ivan Magri. Para empezar, tres descansos de 30 minutos son demasiados para el disfrute de esta ópera, ni estás cansado, ni quieres que se interrumpa el espectáculo. Con la tecnología escénica que tiene este recinto, esto no se entiende.¿Se notan los recortes presupuestarios?...sí, se notan. Se inaugura la temporada con una producción alquilada, espectacular y bien resuelta, pero vetusta. Ausencia de cantantes de renombre o cierta reputación en los personajes principales y se juega la baza de una obra con fuerte tirón popular, lo que demuestra que la taquilla manda en estos tiempos que corren.
Dicho esto, paso a las notas de lo que pude ver y escuchar en la segunda función, ayer 13 de Noviembre.Juan Jesús Rodríguez tiene la voz para Rigoletto, atractiva y robusta, le falta variar más los colores para expresar todos los matices que tiene el personaje, aunque en la ultima escena estuvo realmente bien. Me gustó más como padre que como bufón. Prometedor.Ivan Magrí como Duque de Mantua superó con nota la comprometida tesitura del papel, estuvo seguro, quizás más dubitativo en el aria del segundo acto “Parmi veder le lagrime”, normal, es tramposa por las notas de paso y la respiración, lo que dificulta la línea de canto, pero a mi me gustó.Helen Kearns, que sustituyó a la titular por indisposición hizo una Gilda para olvidar. Voz descontrolada y estentórea. Espero escuchar a Erin Morley en las siguientes funciones.Paata Burchuladze, veterano y exitoso cantante, ya no esta en su mejor momento y en vez de representar a un asesino a sueldo, lo que hizo fue asesinar vocalmente a Sparefucile. Un error, en un personaje secundario que tiene su peso en la trama.Monterone pasó sin pena ni gloria en la voz de Amartuvshin Enkhbat, su “Sii maledetto” del final de la primera escena del primer acto se quedó corto.Orquesta y coro (solo voces masculinas esta vez) de momento superaron los recortes y siguen dando muestras de su calidad.Omer Meir Wellber, director musical, debería controlar los decibelios en determinados momentos, conseguiría mejores resultados, aunque tiene que aprender que un director de opera tiene que seguir a los cantantesy no que le sigan, acelerando los tiempos caprichosamente y comprometiendo sus prestaciones. El segundo acto, que a mí me gusta especialmente, resultó el más redondo de todos. En el tercero, el cuarteto famoso, no resultó memorable. Una pequeña frustración.El primer acto queda deslucido por la larga pausa entre las dos escenas. La primera seduce por su espectacularidad y en la segunda, la entrada furtiva del Duque para seducir a Gilda no está bien resuelta, rozando el ridículo. La gran escena (dúo y aria) de la soprano, estoy seguro que ganará muchos enteros con Erin Morley.Afortunadamente, Verdi está por encima de todo esto y siempre da motivos para disfrutar.