THE BEAUTY OF MARRIAGE by M.HAMMERSCMIDT
Cuentan que estas rimillas fueron halladas en uno de los cajones de la cómoda de mi abuela Candelaria y que, según parece, las escribió un poeta, cuya identidad se ignora, por encargo. En mi familia se afirma que la abuela Candelaria, llamada también por los más allegados la jarreña , acudió al escritor, una versión precedente de lo que sería unos años después Telepizza, pero en cuanto a poesía, con el propósito de encargarle que escribiese un poema con el que convencer, y no dar alternativa alguna, a mi abuelo Pepe, por aquel entonces un galán de éxito probado con las mozas, para que le pidiese en matrimonio. La cosa tiene su aquel ya que lo curioso consistía en que mi abuela le entregaría y leería el poema, pero debía de ser él, de manera “voluntaria” tras escucharla, quien le pidiese y rogase, cuentan que Candelaria tenía previsto que la petición fuese repetida unas 25 veces, mínimo, que contrajese matrimonio con ella. En fin, que os las dejo aquí porque yo, su nieta Candela, tradicionalmente anti-desposamiento, ando cavilosa acerca del matrimonio…Supongo que, por la edad, al igual que se ablandan los muslos y los glúteos, noto como si se me estuviesen ablandando los principios, los anti-matrimoniales sobre todo…pero únicamente es “como sí”, eh…que no cunda el pánico (¿mi autopánico?)
“Puede que tú no lo creas,
o que así se te parezca,
pero fui mocita dura
ahora zagala bien hecha,
con too lo que hay que tener:
dos deditos en la frente,
dos manos pa restregar
y un culo muy sandunguero
que aunque a diario lo mires
te has de esperar a catar.
Tengo toallas bordadas
cuatro paños y una toca,
de bolillos un cojín
y de perlé, un par de bragas
que mi madre me tejió
por pensar que me esperaba
en la futura vida de moza
un hombre que las quitara.
De novios, tú no te creas,
he tenido más de uno,
pero con esa prestancia
que tienes tú, mi Pepito
no ha pasaó por el pasillo
mozo que a mí me hiciera
perder tan bien mi sentio.
A mi me gusta andurrear,
a ti cultivar la tierra,
yo soy moza de ciudad
tú disfrutas en la hacienda
cavando mil abujeros
y guardando la simiente
mirando al cielo caa día
pa ver si plantas o llueve,
Tú eres de estarte tranquilo,
yo de ponerme en mis jarras
y menear la pateja
Caa vez que me arremangas.
Como la noche y el día
pue que no nos parezcamos,
tú con tu boína too el día,
yo con moquero o mantilla
de la iglesia al parque voy,
calle abajo, calle arriba
y con mi ciricunstancia,
mu elegante y mu fina.
Pos bien, aunque diferentes
que es lo mismo que distintos
desde el día que te vi
hasta mi madre acercarte
y pedirle, dios mediante,
que te dejase mirarme,
desde ese día, que recuerdo
y me suben los colores,
te miro y no me lo creo:
Ay, pepito, ¿qué me pones
en los ojos si me miras
que hasta mareos yo siento
y una cosa que enseguida
hasta los bajos me agita?
Paso las noches en vela,
aunque me escuchen roncar
las mocitas de mi barrio
que son mu exagerás.
Suspiro como una morsa
cuando de ti yo me acuerdo
y hasta a tu foto le rezo
como monja sin convento
y hasta pienso en tus pololos
pa sentir calor adentro…
Pos eso, Pepito mío,
que yo creo que hora es
que a mi madre te dirijas,
(vete pidiendo la vez)
pa pedirme en matrimonio,
pa siempre, si es menester.
Si me lo pides, te juro
que, aunque me lo pensaré,
te daré un sí sin apuros
pos ya puesta te diré
que como tú no hay ninguno.
Anda Pepe, atrévete,
que no se diga, Pepito,
casáme, te lo repito
o no me vuelves a ver”
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