Rincón de recuerdos

Por Enviado Del 74 @enviado74

Pequeños rincones con motas de recuerdos.

¿Quién no recuerda aquel pequeño y querido ratoncito mexicano que veíamos todos en nuestro proyector de Súper-8 o en nuestro Cinexin? Hablo de aquellas joyas olvidadas en nuestro baúl mental: los Súper 8 de los años 70 y 80 y por supuesto al ratoncito veloz Speedy González.

Los primeros proyectores fueron pioneros de su época. Con el eslogan del “Cine sin Fin”, conquistaron la mayoría de los hogares españoles a comienzos de los años 70. La caja que albergaba la maravilla de la técnica estaba bien promocionada por los personajes de la factoría Disney. Dibujos animados en cortometrajes de 30 a 60 segundos de duración con películas de Flash Gordony Peter Pan con un largo etcétera. Películas sin sonido y con una seria complicación: era un juguete para niños que tenía que estar supervisado por adultos, dada la complejidad del mecanismo. No se trataba sólo de mover una manivela hacia delante o hacia atrás, sino que había que abrir la caja que contenía el proyector y colocar la cinta de la película (una bobina como las de los cines) para poder visualizarla.A pesar de todo, Cinexin supuso la revolución industrial de la época: Empezamos a coleccionar sus casetes y cartuchos como nunca antes se había hecho en nuestro país y lo mejor de todo, no existía la piratería, por lo que la exclusividad estaba más que garantizada. Se vendían a buen precio y se convirtió en la excusa perfecta para pedir una cinta nueva a los Reyes Magos por navidad (que como bien saben es gratis). En los años 80 se sacó la versión mejorada (se mantuvo el nombre de Cinexin) y se añadía la coletilla de Súper-8. Éste no necesitaba dos bobinas como su predecesora (una vacía y otra con carrete para visualizar las imágenes), sino que venían las películas en un cartucho incorporado, por lo que sólo había que introducir dicho cartucho y hacer rodar la manivela para poder disfrutar de “el cine en casa”.Ya puesta en marcha la máquina de hacer dinero, el negocio prosperó con Súper 8 mejorando con sistemas de audio y video, con un “zoom” incorporado y marcha adelante y atrás automáticos, por lo que ya no era necesario mover ninguna manivela para poder disfrutar con la familia del sistema de cine en casa. Sus cintas de cine de 20 centímetros de diámetro, sus películas de largometraje como Grease, de dibujos animados X para adultos, así como alguna de las más que famosas secuelas de la Guerra de las Galaxias (en doble cinta) hicieron las delicias de pequeños y mayores.Hoy día nos queda el recuerdo de aquellos maravillosos años. Reunidos en familia, proyector preparado, bobinas en marcha y ¡¡ acción !!.. a ver la peli en la pared blanca del salón con gotelé o en “pantalla plana” de aquella época que no tiene nada que ver con el UHD 4K de nuestro ahora.Para los que somos unos nostálgicos y amantes de las antigüedades aún es posible adquirir estos aparatos en segunda mano a precios razonables. Para los que aún los conservan en perfecto estado y quieren seguir viviendo momentos inolvidables, aún se puede encontrar alguna película en formato Super-8 de distinto metraje en el rastro de Madrid… y muchas cosas más. Si eres amante de lo antiguo deberías pasearte algún que otro domingo por la calle madrileña de San Francisco de Asis, visitar sus "Nuevas Galerías" (Piquer con Torre) y si para tu hogar estás buscando algo más Vintage, pasa a una tienda de antigüedades en la calle Ribera de Curtidores, 12 en el Rastro de Madrid (Madrid Capital). Tu sitio de encuentro dónde encontrarás aquello que llevabas años buscando y que no sabías ni que seguía existiendo a precios de todos los colores (también admiten VISA) y con una tienda con más de 80 años de historia. Su dueño José González sabrá transmitirte esa magia que heredó de su padre cuando abrió esta tienda generalicional. Quizá lo que andes buscando te encuentre a ti primero: es la magia del Rastro de  Madrid y su Rincón de Recuerdos.