Estando por pura casualidad un día en la plaza Kossuth al anochecer, de repente, se encendieron los focos e iluminaron brevemente, por unos minutos, la fachada, como se puede observar en la fotografía. Además unos pequeños pájaros revoloteaban por encima y también quedaban iluminados, dando un toque mágico. Tanto yo como la mayoría de la gente que estábamos allí nos apresuramos a inmortalizar el momento con el móvil o la cámara. Como dije, a los pocos minutos apagaron las luces. Después, en casa, indagando, descubrí que en realidad aquel día había sido una prueba, y que pronto comenzarían a iluminar a diario esta parte del edificio, como así ocurre ahora. Los pájaros son habituales espectadores revoloteando cada noche por encima.
Si estáis en Budapest no dudéis en acercaros a ver este precioso edificio con la iluminación nocturna.