Cruzando el puente Margarita hacia Buda, nos desviamos hacia el norte y de repente, salimos de la bulliciosa avenida del Margit Körút para comenzar a ascender una tranquila calle empedrada con una fuerte pendiente que culebrea por la ladera de uno de los montes de Buda. Desde arriba hay unas impresionantes vistas de la capital, y uno tiene la sensación de que la contempla desde un calmado pueblecito húngaro. Y todo ello sin salir de la propia ciudad.
Cerca de allí está la tumba de Gül Baba, un monje árabe que llegó con el Imperio Otomano a la capital, en la que descansa eternamente. Cuando llegué estaba cerrada, pues era ya algo tarde, pero se puede caminar hasta una balconada desde la cual se disfrutan de más bonitas vistas de Budapest, sobre todo de la zona al norte del puente Margarita.
Después uno puede bajar de nuevo a la ciudad a tomar un café o simplemente a sentarse en el muro del Danubio frente al parlamento a hacer un descanso.
Un lugar muy especial que puede visitarse brevemente y que merece mucho la pena.