Los últimos rayos de sol de una tarde de invierno iluminan el bastión de los pescadores, al fondo. En primer plano la estatua del rey San Esteban montado en su caballo, con la doble cruz en su mano. Y los turistas desafiando el frío invierno húngaro antes de entrar a una cafetería a degustar un té o un forró csoki (chocolate caliente).