Hoy visitamos un lugar que no tenemos ni la más remota idea de cómo se llama, no aparece en las guías turísticas y es uno de esos rincones encantadores que hacen de malta un pequeña isla con mucho por descubrir.
Hace unos días nos visitaron unos muy buenos amigos y como se suele hacer con la visita comenzamos a mostrarle los principales atractivos de la Isla. Era el día de visitar el sur de la Isla, comenzamos por Marxaslokk, luego fuimos a la Blue Grotto, y muy cerca de allí visitamos los Templos de Hagar Qim y Mnajdra. Además de estos increíbles lugares por visitar, teníamos especial interés por explorar un lugar que NO es un atractivo turístico, tampoco aparece en las guías de viajes y ni siquiera tiene un nombre en google maps, ese lugar desconocido era nuestro principal interés del día y sabíamos que no nos arrepentiríamos de tomar camino hasta allí.
Panorámica desde los Templos de Hagar Qim y Mnajdra.
Meses atrás cuando visitamos los Templos de Hagar Qim y Mnajdra, caminamos por las inmediaciones y nos encontramos con una Torre de vigilancia costera construida en 1659 por el Gran Maestro Martín de Redin, así como el monumento al General Sir Walter Norris Congreve, y en el horizonte de este paisaje el islote Filfla. Justo en medio de todos estos atractivos, se encontraba nuestro destino sin nombre.
Islote Filfla – Hamrija Torre – Memorial Congreve
Hamrija Tower
Para llegar a este lugar no es necesario pagar entrada, solo tienes que bordear los Templos de Hagar Qim y Mnajdra, eso sí, una recomendación muy importante es llevar zapatos cómodos y estar preparados para caminar por empinadas montañas rocosas.
Descenso desde los Templos
Comenzamos a descender, persiguiendo esa formación rocosa que nos recuerda a la Blue Window de Gozo; a medida que nos acercábamos mas convencidos estábamos de haber elegido un buen sitio, los paisajes eran increíbles y los azules que se veían en el agua eran tan diversos como increíbles.
Luego de las sucesivas fotos que nos tomamos en este increíble paisaje comenzamos a buscar un lugar seguro para bañarnos y fue en ese momento cuando descubrimos que acceder al agua no iba a ser tan fácil como pensamos apriori. Optamos por la “playa” más segura para entrar, sin embargo el descenso no fue nada fácil, pero aún así, logramos acceder y por supuesto, valió la pena.
Descenso a la “Playa”
Preparando el ascenso.
El ascenso.
Finalmente y luego de un par de horas, unas decenas de fotos y paisajes inolvidables culminábamos la visita a aquel lugar sin nombre y al que seguramente muy pronto volveremos y que invitamos a todos a conocer cuando visiten Malta.
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