La historia de Granadilla es bastante singular, fue una villa amurallada de gran importancia en la zona durante la edad media, pero en el siglo XX fue desalojada por la construcción del pantano de Gabriel y Galán. Lo que parecía la desaparición de la villa no lo fue tanto, ya que en ningún momento el embalse llegaba a inundar la villa.
Pasado el tiempo un catedrático de la Universidad de Salamanca se interesó por la villa y empezó con un grupo de trabajo a reconstruir las casas más importantes. Posteriormente fue elegido para su inclusión en el Programa de Recuperación de Pueblos Abandonados y paso a manos estatales. Desde entonces, muchos estudiantes acuden cada año a ayudar a rehabilitar el pueblo.
La única manera de llegar a Granadilla es por la antigua carretera que llevaba al pueblo, la carretera no está restaurada por lo que tiene muchos baches.
Una vez llegamos, lo primero que nos llama la atención es su muralla y su imponente castillo. El castillo fue uno de los primeros elementos en ser restaurado y desde lo alto tenemos una vista privilegiada del pueblo y del embalse.
El siguiente punto de interese es su muralla cuyo perímetro se puede recorrer casi por completo.
Seguimos nuestro recorrido por el pueblo, por las casas más importantes, las que se encontraban más cerca del centro del pueblo, se encuentran ya restaurada. Entre ellas podemos ver está casa de las conchas y la plaza Mayor con dos relojes de Sol uno en la fachada y otro en el suelo.
Llegados a este punto veremos la piscina y el huerto que claramente no pertenecen a la restauración, sino que forma parte del campamento de verano para jóvenes que se realiza como parte del programa de recuperación de pueblos abandonados.
A continuación nos encontramos con la iglesia de la Asunción, del siglo XV, que antes de la expropiación pertenecía a la diócesis de Coria-Cáceres.
Ya en la parte final podemos ver el estado en el que se encuentran el resto de casas que todavía no han sido restauradas y comparar cuánto trabajo ha llevado el convertir esas casas en las que hemos contemplado en la calle Mayor.
Finalizamos con las magníficas vistas que tiene la zona, tanto del pantano como de los bosques que los rodean.
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