Río Salvaje (Wild River, 1960)

Publicado el 06 noviembre 2024 por Nestor74

Un artículo de Juan Pais
Es posible que Río Salvaje (Wild River, 1960) no sea tan popular como Un Tranvía Llamado Deseo (A Streetcar Named Desire, 1951) o Al Este del Edén (East of Eden, 1955), películas también dirigidas por Elia Kazan, pero quien la haya visto difícilmente se habrá olvidado de ella. En el recuerdo de muchos espectadores han permanecido la barcaza impulsada por una pértiga con la que se accedía a Garthville o la escena en la que Joe John arroja a Chuck Glover al agua. Pero hay factores más importantes y profundos por los que Río Salvaje es memorable.
Kazan dirigió su decimocuarto largometraje en 1960, y este nace de su experiencia en Tennessee como ayudante de dirección de People Of The Cumberland (1937), de Sydney Myers y Jay Leda, cortometraje documental que describe los esfuerzos de los sindicatos para empoderar a la población de la región. Así lo recordaba el propio Kazan años después: "I'd conceived of this film years before as homage to the spirit of FDR. My hero was to be a resolute New Dealer engaged in the difficult task of convincing 'reactionary' country people that it was necessary, in the name of the public good, for them to move off their land and allow themselves to be relocate". Realizar esta película, la que prefería de entre las suyas, fue un empeño personal perseguido durante mucho tiempo.
Río Salvaje es narrada con un tono nostálgico. Esa tristeza envuelve a la isla de Garthville y a sus personajes como una niebla melancólica, lo que incluso se puede apreciar en la fotografía, obra de Ellsworth Fredericks. Viven en la decadencia, pobremente. Están aferrados a la tierra, pero son muertos en vida. Cuando Chuck Glover, funcionario del gobierno de Tennessee, se dirige a la propietaria de la isla, Ella Garth, para negociar la expropiación de ese territorio es respondido con una tajante negativa de la mujer, comenzando así un azaroso desarrollo que afectará enormemente a Glover, a la señora Garth y a todo su entorno.

Elia Kazan aborda diversos temas en Río Salvaje. Uno de ellos es el progreso y sus efectos. El río se desborda con frecuencia y provoca riadas, por lo que construir una presa es necesario. Pero tiene unos efectos. Los Garth, como muchas otras familias, deben abandonar su casa donde vivían desde hacía décadas, la tierra que cultivaron sus antepasados, el lugar en el que, especialmente la matriarca, consideran el único en el que pueden vivir. El progreso se cobra un precio alto en términos humanos.
Río Salvaje se inicia con las imágenes de un noticiario. Un hombre cuenta que su familia ha muerto, pero la verdadera víctima es él. Ahora está solo y desesperado. Ese es otro tema: la supervivencia. Los habitantes de Garthville son supervivientes. La señora Garth ha sobrevivido a sus antepasados. Carol ha sobrevivido a su marido. Y también sufren la desesperanza y la soledad.
Es interesante comprobar cómo Río Salvaje refleja el progreso de la relación entre Ella Garth y Chuck Glover a través de sus encuentros. Inicialmente no hay comunicación entre ellos. El funcionario se presenta, expone su propósito y recibe el silencio por respuesta. Posteriormente, la señora Garth manifiesta sus motivos a Glover, ratificando su negativa a irse, sin entender él la razón de ese irracional vinculo con la isla. Al final, ambos habrán empatizado, y cuando los propios hijos de la anciana sugieren incapacitarla, Glover afirma que prefiere sacarla por la fuerza. Ha aprendido a respetarla enormemente.

A lo largo de Río Salvaje también nace una historia de amor. Glover y Carol, viuda de un hijo de la señora Garth, se enamoran en esa inusual situación. El romance está bien integrado en el relato y es muy coherente con el resto de la película, no distorsiona su tono de aflicción porque es una relación marcada por el dolor. Hay dos escenas que trascurren en el que había sido domicilio conyugal de Carol que representan la evolución de su atracción hacia Glover. En la primera, la joven viuda llora en la que fuera su cama matrimonial anhelando a su difunto marido, en la segunda, cierra la puerta para quedarse a solas con el hombre al que ahora ama. Kazan lo ha narrado con una exquisita delicadeza.
Es significativo que tanto al relacionarse con la señora Garth como con Carol, Glover, en buena medida, está en segundo plano, observando, reaccionando. Tiene una actitud pasiva. Este burócrata, al que suponemos volcado en el trabajo y con una vida no muy plena al margen de él, ha sido desbordado emocionalmente por estos personajes. La metáfora con el río rebosante es evidente.
Montgomery Clift interpreta a Chuck Glover. El protagonista de De Aquí a la Eternidad (From Here to Eternity, 1953) se hallaba muy deteriorado en ese momento por sus problemas personales. Sin embargo, consigue hacer de tripas corazón y ofrecer una actuación brillante, con esa combinación de intensidad e introspección tan suya. Jo Van Fleet ya había trabajado con Kazan en Al Este del Edén, y en Río Salvaje vuelve a proponer un personaje imponente, solo hay que verla en la escena del perro durante la segunda visita de Glover o en la del abandono de la isla de sus trabajadores. Como ya hemos señalado anteriormente, Río Salvaje es un duelo entre ambos personajes excelentemente sostenido por sus intérpretes.

Muy estimable es también el sensible trabajo de Lee Remick como Carol, transmitiendo veracidad en su actuación. Y no hay que olvidar a otros actores, como Robert Earl Jones, uno de los trabajadores de la isla, el cantante Big Jeff Bess (Joe John, hijo de la señora Garth) y Barbara Loden, que aparece al inicio de la película, en un breve papel de oficinista. Loden, mujer de Kazan en la vida real, dirigiría años después Wanda, obra de mucha influencia en la escena independiente.
Imbuida del proverbial lirismo que Elia Kazan imprimía a sus trabajos, Río Salvaje es una película muy evocadora. En su dualidad naturaleza/civilización se advierten ecos de los pioneros, de los primeros colonos, de la conquista del oeste. Río Salvaje es una representación del espíritu americano, de su espíritu indomable, de su dignidad.