Riotinto: Marte en la Tierra

Por Alvalufer

A decir verdad, no es por ser onubense, pero creo que Minas de Riotinto es de los sitios imprescindibles que se deben ver de Huelva, y a mi parecer, dadas sus peculiaridades y variados aspectos de interés, opino que debería ser un sitio más conocido a nivel de España (cuanto menos). Hablamos de un pueblo, de su historia minera, y de un río único vinculado a un paisaje singular. En los últimos años científicos internacionales, fotógrafos, e historiadores de diversas ramas han acercado sus miras a esta tierra de historia milenaria y a su río “extraterrestre”, por no hablar de libros (y hasta una película) que nos han mostrado con veraz profundidad parte de lo acontecido en diversos episodios de la ajetreada historia de las minas, sus dueños y sus trabajadores.

El río Tinto es genuinamente onubense, y su nombre no es azaroso, sino debido a sus aguas teñidas de rojo, color que le viene dado por los minerales sobre el que se han asentado sus apasionantes historias. Se puede decir que por oxidación microbiológica (y no, como se creía, tan solo por la actividad minera) gracias a arqueobacterias adaptadas a ese ambiente extremadamente ácido, los minerales meteorizan dotando al río de características químicas difíciles de encontrar. En este punto aparecen científicos de la NASA al ver similitudes con lo que podría hallarse en Marte, motivo por el que  llevan años junto al CSIC y otros organismos investigando en diversas líneas, convirtiendo el Río Tinto en un referente mundial en varias disciplinas científicas.  Hablando en plata, hay microorganismos que comen piedra, es decir, usan materia inorgánica en vez de  orgánica como fuente para vivir, crecen oxidando minerales. Por dar algunos ejemplos científicos de interés, en los últimos años la Agencia Espacial Europea ha ensayado con tecnologías para testar si funcionarían en Marte en futuras incursiones que se hagan en el planeta vecino, hablamos sin ir tan lejos de esos robots que perforan en la tierra o recogen piedras, similares a los que a veces dan titulares a los medios de comunicación por sus paseos por el suelo del planeta rojo.

Otras líneas interesantes las proporcionan los biólogos, que investigan extremófilos, seres vivos que habitan lugares recónditos donde prácticamente nada es capaz de vivir, ya que no hay que olvidar que estamos hablando de un pH muy ácido para este río, de ácido sulfúrico concentrado en algunos tramos incluso, por lo que no hay peces, pero sí infinidad de seres unicelulares y pluricelulares microscópicos, otras formas de vida a poner en valor, ya que resultan igualmente admirables. También otros científicos investigan a través de la actividad metabólica del subsuelo cómo pudo ser la vida en sus primeros pasos en la Tierra, más allá de similes en Marte, por lo que hasta sobre el origen primigenio de la vida puede dar pistas esta comarca. Imagino que también la geología, al haber tan cantidad de rocas con gran variedad de  elementos de la tabla periódica representados en la zona, habrá tenido interés en algún momento en estudiarla, y de buena fe conozco que algún aficionado a la geología ha disfrutado notablemente al verse inmerso en estos parajes.

No encontrará el visitante un río con bosques de ribera, peces, insectos acuáticos y anfibios, pero en cambio, fuera del alcance de la vista humana, se encuentran bacterias y hasta  hongos y algas exclusivas de este curso de agua, basta con arrimarse a un charco de lluvia para ver que en pocos días ha adquirido tono rojo por la actividad bacteriana. No necesariamente son la fauna y la flora el punto fuerte, pero los amantes de la naturaleza y de la belleza, las personas inquietas, lograrán encontrar encanto en las formas y colores de las rocas, en la mezcla cromática de rojos, amarillos y azules, y en lo caprichoso del paisaje; estamos hablando de una naturaleza con mil colores, aunque una naturaleza distinta. El río, las minas y el pueblo son una fuente de inspiración para propios y extraños, como he relatado más arriba, y no es para menos, ya que adentrarse en sus porqués saciará a los espiritus más exigentes.

La historia de la explotación minera se remonta prácticamente a los primeros moradores de estas tierras, y durante siglos, las civilizaciones que aparecieron y desaparecieron, las culturas que dejaron su huella en el sur de España y cuyos devenires hemos estudiado en el colegio, se valieron de  las afamadas minas de esta zona para su propio abastecimiento o para el comercio con otros pueblos. No hay que olvidar que hablamos de las minas con mayor volumen de piritas de cobre y que también se ha extraido hierro y plata. A decir verdad, no se entiende esta comarca sin la minería, y en el pueblo podemos encontrar de cara al turismo paseos en ferrocarril o visitas al Museo Minero (recomendable, al poder entrar en una recreación de la antigua mina romana). Hallamos también enclaves concretos como Corta Atalaya o Cerro Colorado que son francamente de ciencia ficción.

Centrándome ya en la historia del lugar, junto a la presencia romana (hay una necrópolis y una vía romanas) hoy lo más recordado es el periplo inglés por estas tierras, legado palpable que marcó irremediablemente al pueblo de  Minas de Riotinto y sus gentes. Con los ingleses llegaron el ferrocarril que llevaba el mineral a Huelva, algunos deportes como el fútbol, la costumbre del té, dicen algunas corrientes que también el movimiento Scout , el barrio inglés del propio pueblo y de Huelva, algunas casas de veraneo en Punta Umbría, cementerios ingleses y personajes históricos relevantes.

De esta época apasionante para Huelva, la segunda mitad del siglo XIX, nos llegan episodios sangrientos y revolucionarios,y se han vivido varias huelgas y uniones reivindicativas de los habitantes de la zona, hastiados de las malas condiciones de trabajo y vida. Quizás el episodio más apasionante es el que recibe el nombre de Año de los tiros, silenciado en su tiempo y llevado en 2007 al cine. Posiblemente supuso el primer evento ecologista multitudinario del que haya constancia en nuestro país. El problema vino de las teleras, calcinaciones al aire libre que contaminaron el aire en muchos kilómetros a la redonda (hasta la provincia de Sevilla y a Portugal llegaron los humos perjudiciales) provocando la unión de trabajadores de la mina, agricultores y en general de vecinos que enfermaban y veían lo insalubre que se estaba volviendo el aire que respiraban y cómo esos humos contaminados mataban sus tierras.

En las manifestaciones puede que se sumaran hasta 12 mil personas venidas de varios lugares de la comarca y  se calcula que murieron más de un centenar de ellos, ya que como suele pasar, el acto de rebeldía no iba a ser ni escuchado ni apoyado, y se produjeron cruentos encontronazos en los que las autoridades que intentaban frenar a la multitud se valieron de armas de fuego y bayonetas. De los cuerpos nada se supo, algo que en la historia del mundo tampoco es costumbre extraña. Otras muestras de unión luchadora se dieron ya en el siglo XX en sucesivas huelgas como la de 1913 y 1920 reclamando mejores condiciones de trabajo. A decir verdad, desde tiempos de los romanos ya los mineros tenían poca esperanza de vida y sufrían una vida difícil, algo que no mejoró con los siglos, como se puede comprobar, llegando a trabajar en la mina hasta mujeres y niños en condiciones en las que creo que muchos enloqueceríamos en poco tiempo.

Si habéis llegado hasta aquí, habréis comprobado que hemos viajado por la ciencia, la historia y otros valores que hacen que una visita a Riotinto y su río merezcan la pena. Creo que si vienes a Huelva dedicar una jornada entera a estos parajes donde se vieron por primera vez en nuestro país el fútbol, el golf o las luchas ambientales no decepcionará. Os dejo este documental realmente interesante donde comprobaréis lo que he contado y espero que os apetezca aún más venir hasta aquí tras verlo.