La novela del año fue la renovación de Riquelme. El tironeo inacabable, que si la cantidad de años, que si era cuestión de dinero, que estaba casi afuera, que había sido una estrategia de la dirigencia para cansarlo, que los impuestos… Finalmente Riquelme firmó por los cuatro años que quería a cambio de cerca de 5 millones de dólares. Supuestamente, todos felices. Claro, había un detalle: lesionado y parado desde el campeonato anterior, recién podría volver para el ecuador del presente Apertura. Con un comienzo torcido y un desarrollo todavía más inclinado hacia abajo, Borghi lo esperó como el oxígeno para respirar. Lo tuvo por primera vez listo ante Argentinos, en la 13º fecha, cuando fue figura e ilusionó con su vuelta, calentando para el superclásico. Contra River, apenas pudo jugar 7 minutos antes de pedir el cambio. Se fue en el entretiempo, herido y dando una pobre imagen lógica por la lesión.
Dos partidos en el Apertura y no va más para Riquelme. Hasta el 2011, el estratega no reaparecerá. Tras un Apertura 2009 en el que apenas había jugado 8 encuentros, en el Clausura 2010 no había andado tan mal de lesiones y apareció en 16 partidos. En el Clausura 2009, jugó solamente 10 de arranque. Desde su último regreso a Boca, navegó entre momentos brillantes, de claridad e irregularidad. De los 78 encuentros oficiales que disputó Boca en los últimos dos años (Clausura 2009, Apertura 2009, Sudamericana 2009, Clausura 2010 y Apertura 2010), el enlace actuó en 39 de ellos, casi la mitad.
Empiezan a levantarse las voces de los que se oponían a una renovación tan larga y con un dinero de por medio que es un desembolso considerable para el club. Estaban los que no lo querían por ser Riquelme y los que temían por la fragilidad de su físico y las lesiones que suelen complicarlo. La tendinitis aquiliana de pierna derecha lo dejará fuera de combate hasta el año que viene. Cuando jugó fue figura en el único partido que pudo completar en condiciones, pero ¿podrá pagar con regularidad en 2011?