SONRIE, A PESAR DE TODO de Steinberg.
Sigmund Freud decía que la risa libera del organismo toda energía negativa; pero fue Norman Cousins quien, siguiendo los consejos de su médico para paliar sus dolores de columna, puso en práctica la técnica. Comprobó que su uso le aligeraba los dolores y para eso vio películas de humor. Su experiencia la publicó en un libro que él mismo editó y en la revista científica New England Journal of Medicine.
Es una práctica que no se puede considerar terapia porque por sí misma no tiene el poder de curar, pero genera beneficios emocionales y sicológicos. Generalmente se realiza en grupo y trata de utilizar la risa que surge espontáneamente de las personas y la risa ensayada que surge a voluntad de los individuos, pero que tiene el poder de ser contagiosa. Con ello se consigue ejercitar 50 músculos de la cara y otros 300 de todo el cuerpo. Estos tipos de risa son placenteros y producen cambios respiratorios y pueden estimular los lagrimales (llorar de risa).
Las sesiones de risoterapia suelen consistir en una primera parte en la que se explica lo que se pretende realizar; una segunda, encaminada a desinhibir a las personas mediante técnicas de comunicación; y la tercera, destinada a conseguir la carcajada, logrando un estado emocional positivo y agradable. Su uso es conveniente para combatir la ansiedad y las tensiones, para socializar a los individuos, y para quitar miedos en las relaciones.
Es de uso común en muchos hospitales infantiles, donde los payasos hacen de las suyas ayudando al bienestar de los más pequeños. Son personajes bien recibidos, que normalmente cuentan con la complicidad de todo el personal médico. Su risa contagiosa aumenta la posibilidad de sanación de los enfermos porque produce emociones agradables y de bienestar, consiguiendo que mientras se ejercita disminuya la sensación de dolor. Y es que el buen humor y la carcajada constituye una manera de vivir.