Risotto con algas wakame y gambas

Por César César Rubio @cesarrubiosaez

¿Cocina mediterránea o cocina asiática? Creo que este plato pertenece de pleno al primer grupo. Si le quitamos el nombre japonés, le ponemos el científico (Undaria Pinnatifida) y añadimos que la que yo he utilizado viene de costas españolas, todo en este plato es muy mediterráneo.
Este alga comestible se encuentra en la lista de las 100 especies exóticas invasoras más dañinas del mundo, por lo que no es mal negocio comerlas, habida cuenta de su gran presencia en nuestras costas, y de que hoy por hoy es prácticamente imposible su extinción.
Su sabor es muy potente, y deja en nuestros platos un sabor a mar inconfundible. Podemos utilizarla en ensaladas o en preparaciones como ésta en sustitución de algunas verduras. Básicamente nuestro risotto de hoy es como un tradicional "arroz con espinacas" con aires marinos. Las algas, además, tienen un montón de propiedades saludables para nuestro organismo, por lo que introducirlas en nuestra dieta solo nos va a aportar ventajas.
Encima, son muy baratas. ¿Qué más queremos?
Y con esto, y dedicando la receta a mi amiga Susana, que me lanzó el reto de cocinar con algas, aquí va la receta de hoy.  

Las estrellas del plato:
- 10 grs. de alga wakame deshidratada (se va a multiplicar por 10 cuando la pongamos en remojo) - 1 cebolla - 100 grs. de gambas peladas - 50 grs. de arroz - 50 grs. de queso grana padano o parmesano - 1 lámina de gorgonzola dulce - 20 cl. de agua - 10 cl. de nata líquida - Aceite de oliva virgen extra - sal
Comenzaremos deshidratando las algas en agua fría. Notaréis que la hidratación es rapidísima, por lo que podemos ir preparando el resto de ingredientes mientras las algas toman forma. Apenas tardan 8-10 minutos en estar listas. 
Picamos muy finamente la  cebolla (incluso podemos triturarla con picadora eléctrica). Si queda muy fina, mejor que mejor. Doramos la cebolla, y cuando la tengamos agregamos las gambas peladas y las algas cortadas muy finas. Por último, agregamos el arroz para que se sofría un poco. 

Añadimos el agua y esperamos a que suba a ebullición. Cuando lo tengamos hirviendo. No olvidéis ir probando de sal durante todo el proceso. 

Cuando ya tengamos casi toda el agua evaporada, y veamos que tenemos un arroz meloso (y en su punto, hay que probarlo) agregaremos la nata líquida, en la que habremos deshecho los quesos (si queréis, podéis calentar la nata y deshacer en ella los quesos triturados, o tirad de nuevo de batidora y machacadlo junto). Volvemos a reducir hasta tener un arroz meloso.  Recordad que el punto del risotto es un arroz con un corazón durito, pero con un exterior blando y agradable a la mordida.
El resultado, como siempre, al principio.
Y bien, Susana, ¿reto superado?