Ese caloret que tanto la arropaba, ese fuego impetuoso que todo lo arrasaba, parece que le ha abandonado. Y es que la meteorología puede con todo. Y Rita sin caloret, ese caloret del PP que tanto la ha cobijado, ha desaparecido. Igual que el verano.
Hoy, está a punto de dimitir o de que la dimitan. Ya han pasado los tiempos en los que Rajoy la amaba. Todos sus servicios a Valencia no han servido para nada, este mundo, incluso en el PP, está lleno de desagradecidos. Todos los que le dieron: amor, calor y prestigio, hoy la olvidan, convirtiendo el famoso refrán en: “A Rita todo lo que se dio, se le quita”.
Y es que los tiempos cambian, que es una barbaridad o una “barberidad”. Rita ha caído como una traidora. Es lo que tiene cantar tan mal, porque todos sus males, empiezan desde que cantó aquello del caloret. Y ahora cantan todos. Canta el yonqui del dinero, canta su antigua secretaria, cantan sus más íntimos colaboradores, y todos de acuerdo: Lo sabía. Rita sabía todo.
El PP, ahora arrepentido, se ha vuelto a dar cuenta de que las reacciones tardías son las peores. Porque si la hubieran defenestrado cuando empezó la investigación, la cosa estaría resuelta. Pero claro, a ver quién era el guapo que acusaba a Rita, y sin embargo poco a poco, hoy se ha convertido en el peor estorbo del PP. ¿Dónde están sus amigos peperos? Pues, esperando que se vaya, que abandone, que deje de ser senadora y que se retire de una vez. Dispuestos a lapidarla si no lo hace. Y es que Rita era un ejemplo, y hoy es un estorbo podrido.
Porque, al igual que le pasa a Espe Aguirre en Madrid, la Sra. Barberá está rodeada de mierda por todas las partes, y sigue diciendo no saber nada. Natural, al fin y al cabo, sólo era la jefa. Sí, la presunta jefa de una trama que ha dejado Valencia con una mano adelante y otra atrás, en la ruina, mientras ella se paseaba en un Ferrari de la Fòrmula 1, inauguraba edificios carísimos e inútiles o viajaba a Londres hospedándose en hoteles de súper-lujo y alquilando coches de 5000 euros.
Eso sí, Rajoy la quería mucho, hasta que tiene que decirla adiós. Ya le pasó con Bárcenas, Matas, Fabra, Rus y Camps, entre otros. Para él, todos eran un ejemplo, y lo más grave es que seguramente es verdad.
Salud y República