Yo seguiré fantaseando con la inmaculada voz de Jay Buchanan y sus pasionales -y peculiares- maneras de frontman, con la clase, presencia y solvencia de Scott Holiday -con un porte que asocio a tipos como Page, Duffy o Keith Nelson de Buckcherry- y, sobretodo, con un cancionero de ensueño que en directo todavía obtiene una dimensión mayor.
La noche del 5 de diciembre de 2014 -quién si sabe estabamos ante un canto de cisne- el ROCK, así, en mayúsculas y sin etiquetas, volvió a ser importante en Barcelona.