Algo ha cambiado para siempre.
Si el tomo anterior era en el que se podía apreciar que algo dentro de Guts cambiaba, en este pasa exactamente lo mismo, solo que en vez del protagonista la que cambia es Kasca. Ese odio casi visceral que sentía hacia Guts desaparece por completo, me ha gustado ver este acercamiento entre dos personajes que hasta hace nada eran como el perro y el gato. Aunque debo decir que me esperaba algo más, quizá que Guts se sincerase tanto como Kasca... pero bueno, dada su personalidad (es más bruto que una arado xD) imagino que era mucho pedir.Además de eso también se dejan caer un par de cosas sobre el pasado de Griffith, cosas que nos dejan ver que hará lo necesario para conseguir su sueño, aunque también queda claro que no es de piedra. Es muy consciente de las consecuencias de sus acciones y aunque parece mentira al ver su comportamiento en algunas ocasiones, le importan sus hombres (aunque también se ve que los sacrificaría sin dudarlo demasiado para alcanzar su meta). No sé si ya lo he dicho antes, imagino que sí, pero Griffith es un personaje que a veces dudo de si es un puto falso o no; es decir; nunca llego a saber del todo lo que siente.Por otro lado vuelven los combates espectaculares, tanto al final del tomo como más o menos por la mitad, Guts se luce como nunca. Y lo que más me ha gustado es el motivo por el que lo hace, aunque él no quiera reconocerlo, ha dejado de luchar por el simple hecho de hacerlo o de sobrevivir... ya no es el que era.Berserk me está acostumbrando a una historia de gran nivel con este arco argumental, espero que siga así en los próximos tomos.