Jin reaparece.
Tanto la familia Amagi como la empresa que lleva su nombre, es un nido de víboras. Cada uno va a su rollo y sólo en beneficio de sus propios intereses, esto podría ser algo medianamente normal en una gran empresa (sobre todo si hablamos de diferencias entre miembros de un consejo o algo por el estilo), pero es especialmente sangrante en el seno de una familia.Los miembros de esta familia son perfectos desconocidos entre ellos, Kouga está obsesionado con su idea de la justicia y en convertirse en un héroe, su madre pasa de todo y se dedica a la caridad, su padre y su abuelo se dedican a investigaciones algo oscuras utilizando los medios de su empresa (pero sin hablarlo entre ellos, cada uno se dedica a lo suyo y se lo oculta al otro) y su hermana... pues no entiende nada. La verdad es que definirlos como "familia" no parece lo más adecuado. Viendo este panorama, no creo que salga nada bueno de ahí... a ver cómo evoluciona Kouga en los siguientes tomos (si, me cae mal pero ha conseguido que me interese su trama xD).Por otro lado, por fin volvemos a saber de Jin. Con un salto temporal incluido, parece que ahora está enterado de todo. De su origen, del Zet, de todo... y digo parece porque en ningún momento se sabe qué es lo que le cuentan los de la empresa Amagi (la rama que controla el abuelo). Ha llegado a una especie de acuerdo con ellos y vive en "libertad", aunque no le quitan ojo. Supongo que el objetivo es conseguir despertar la forma perfecta del Zet, dejándolo a sus anchas y viendo sus encuentros con otros players. A ver cómo acaba eso, y espero que el nuevo personaje femenino que aparece en la parte final del tomo, no sea otra muesca más en el negro historial del protagonista (creo que ya lo ha pasado bastante mal :/ ).En resumen, un buen tomo, algo más pausado que los anteriores pero con el esperado retorno de Jin.