Roast Beef con salsa de vino y chocolate para el fin de un misterio

Por Florita @Floritarecetas

Después de la noche tan horrible que Florita había pasado en comisaria, tratando de explicar que era completamente inocente del robo del zafiro de la señora Higinia de Olaf, tomó una decisión. Ya era hora de resolver el dichoso misterio de las máscaras africanas. Para ello, decidió convocar una cena con motivo de su cumpleaños en Chez François, invitando al equipo de Gourmet y en Forma al completo. Envió las invitaciones con el preceptivo requerimiento de etiqueta en ellas (nunca se deben olvidar las buenas formas) a todos los empleados de la oficina. Luego realizó un par de llamadas al restaurante para la reserva y los "preparativos" y otra más larga a la directora de la revista. El sábado de la cena, Florita pasó por su peluquero favorito y estilista para que le ayudase con la elección del vestido y maquillaje ya que ella era un manojo de nervios. Estaba nerviosa sí, pero decidida a encontrar la verdad... Por fin en el restaurante Florita observó que todos habían acudido al evento: Emmanuelle con una de sus histriónicas pajaritas de lunares; Rosi la ejecutiva de cuentas en vaqueros y camiseta, para ahorrar; Hans el modelo sueco amigo de Emmanuelle, a punto de estallar uno de los carísimos trajes de Rodolfo Palentino de la revista y la Directora, Higinia, con un pedrusco más grande de lo habitual: la famosa Dama Roja de Egipto, el rubí más grande conocido que había pertenecido a la mismísima Cleopatra.
François en persona les sirvió su magnífico Roast beef acompañado del más exquisito Chardonnay que pudo localizar en su bodega. La noche transcurrió con normalidad entre conversaciones, tintineos de copas, algunas palabras del director Olaf, las discusiones habituales entre Emmanuelle y Rosi y las continuas sonrisas de Florita para apaciguarlos a todos. Tras el amplio festín todos felicitaron a François con un gran aplauso. Florita se retiró al tocador de señoras a empolvarse la nariz y a tener una breve charla con el maître. Cuando volvió a su asiento todos brindaban con champán por la cumpleañera. De pronto, las luces del local se apagaron con un chasquido. François apareció iluminado por las velas de una gigantesca tarta blanca que empujaba con un carrito de ruedas. Todos al unísono empezaron a cantarle el Cumpleaños Feliz a Florita. Esta, emocionada, les dio las gracias, entre lágrimas. Cuando volvieron a encenderse las luces, se oyó un grito en la sala. Era Higinia: el enorme rubí había desaparecido de su cuello. Todos se revolvieron inquietos en sus asientos. En el salón donde estaban no había nadie más cenando. El culpable pues, se encontraba entre ellos. Florita soltó con delicadeza la servilleta, se puso de pie dando vueltas alrededor de la mesa con aire pensativo. "Buenas noches, damas y caballeros. Aunque os agradezco enormemente la asistencia a mi humilde cumpleaños, os he de confesar que la verdadera razón de esta celebración ha sido la de descubrir al verdadero culpable de los robos que estas últimas semanas han tenido lugar, por desgracia, en Gourmet y en Forma y que han culminado con el robo del rubí de la Directora Higenia... ¡Rubí que es falso! Además he de decir que destiñe al contacto de cualquier superficie húmeda como por ejemplo la de unas manos sudorosas por el delito cometido... En ese mismo momento todos se dieron la vuelta al unísono: Emmanuelle, presa del pánico, se levantó del sitio tirando la silla y trató de huir corriendo como un desesperado hacia la puerta de salida. En el camino se tropezó con Pierlof, el inspector de policía que Florita conoció la noche de la comisaría y con el que había estado charlando la noche anterior, a fin de que estuviera presente al finalizar la cena. Entre dos policías sujetaron a Emmanuelle que se revolvia cual lagartija tratando de escapar. Una vez comprobado que sus manos estaban teñidas del rojo carmesí de la culpabilidad, el inspector procedió a esposarle: "Señor Manuel García, tiene usted derecho a guardar silencio cualquier cosa que diga podrá ser utilizada en su contra..." "¡Emmanuelle, me llamo Emmanuelle!" chilló enfurecido el fotógrafo. Florita se acercó hasta él todavía sin poder creerse lo que estaba pasando: "¿Por qué has hecho esto? ¿Por qué has arriesgado tu fabulosa carrera?"  Emmanuelle rió desde lo más profundo, con una risa malvada de las que ponen los pelos de punta:"¿Que por qué? ¿Me preguntas a mi? Claro que sí, la perfecta Florita, siempre atenta a todos y dispuesta a cualquier sacrificio... ¡Muhajajajaj! ¡Pues porque no podía soportar ni un minuto más el desprecio por el arte y la belleza de esta gentuza! Todo vale por el dichoso dinero: no se puede rodar, aquí es demasiado caro, no puedes contratar al modelo de ropa interior de moda cobra mucho, no...mejor que se quede el dinero la gorda de Higinia (respingo por parte de la aludida y mirada rápida a sus cartucheras) y se lo gaste en esas fabulosas joyas que nunca podrá apreciar." Pero- continuó Florita- ¿por qué lo de las máscaras africanas?" Emmanuelle volvió a sonreír encantado de su superioridad intelectual ante Florita: "¿No te acuerdas de la sesión de fotos en el safari simulando que era en África? Otra vez por los estúpidos recortes de esta revista tuvimos que hacer un sobreesfuerzo imaginativo para pretender que aquel cúmulo de rastrojos era la sabana africana. Como buen profesional que soy, previamente me documenté acerca de las costumbres del continente, tradiciones, creencias. En la Wikipedia encontré información acerca del significado que para la cultura indígena tienen las máscaras africanas: en una palabra VENGANZA. Bueno eso y que en esta temporada ¡se lleva el estampado tribal!. Fue entonces cuando en mi cabeza maquiné el plan que llevaría a cabo, pero necesitaba una cabeza de turco y, Florita, tú me lo pones tan fácil...Ésta sacudió la cabeza con tristeza. Desde luego veía con nítida claridad lo fácilmente sugestionables que son los seres humanos. "Lléveselo inspector" dijo con voz firme. Lo último que se vio fue a Emmanuelle riendo desquiciado con las esposas puestas siendo conducido al coche de policía y a Hans detrás, gritando su nombre desesperado y aferrándose a uno de los zapatos Loputín de su amado, quien sabe si por amor hacia él o al diseñador...

INGREDIENTES- 1 kilo y medio de lomo de ternera (aprox.)- Bastante mostaza de Dijon- Un vaso de nueces- 1/2 vaso de vinagre de vino tinto o Módena- 2 vasos de vino tinto- 1 vaso de azúcar- 1 cucharadita de Bovril- 1 onza de chocolate negroPREPARACIÓNSe salpimenta el Roast beef y se cubre de mostaza por fuera. En una sartén se sella a fuego fuerte para que sólo se tueste por fuera. Se mete al horno durante aproximadamente trece minutos por cada kilo.Para la salsa se mojan las nueces en vinagre. Se ponen en un cazo el vino tinto con el azúcar y se calienta a fuego medio de cuatro a diez minutos más o menos o hasta que se disuelva el azúcar.Se añaden las nueces con el vinagre y una cucharadita de Bovril. Se añade el aceite usado para freír la carne. Se deja hervir hasta que el vapor no huela al ácido del vinagre. Finalmente se añade una onza de chocolate negro y se da vueltas hasta que se deshaga. Pasar por la minipimer.