Me da la sensación de que Rob Zombie es una oportunidad desperdiciada dentro del cine; como si sus películas podrían haber sido obras maestras de haber ocurrido otra cosa o fatalidad. Lo mejor de Zombie, el valor agregado que le da el sonido a la imagen que tan bien sabe explotar, está limitado por esa obsesión que tiene por la cristiandad y su contraparte, endógena en la perspectiva de Zombie, el satanismo.
Y sin embargo no puedo dejar de mirar sus películas. Sus rasgos expresan lo que pudo ser una gran obra que, si bien no está, no deja de presentirse...
El obispo masturbador
Lo que sí sabe Rob Zombie de la institución católica...