Robert Martínez y Thierry Henry, tándem de lujo en el banquillo belga

Publicado el 07 septiembre 2016 por Trescuatrotres @tres4tres

No comenzó con buen pie el tándem Bob-Thierry en el banquillo de la selección belga, afianzando un poco más su etiqueta de eterna promesa que siempre está a un paso de cristalizar. Los llamados a facilitar la consagración a nivel de selección de jugadores como Courtois, Vertonghen, Witsel, Carrasco, De Bruyne, Lukaku o el mismísimo Eden Hazard, fracasaron en su puesta escena con un 0-2 ante España. Desde la grada, la visión de tanto potencial tan poco aprovechado se expresó en una pitada final que indica todo el trabajo que Robert Martínez y Thierry Henry tienen por delante.

Destituido como técnico del Everton inglés el pasado mayo, Robert Martínez fue elegido como seleccionador belga a principios del pasado agosto. Un nuevo reto en el banquillo de los Diablos Rojos, que, como es comprensible, ardía tras la destitución de Marc Wilmots, arrastrado por la pobre actuación que el equipo protagonizó en la pasada Eurocopa. La experiencia en Inglaterra y, sobre todo, el juego abierto de ataque con el que el técnico de Balaguer se siente identificado, fueron los principales argumentos para ser el favorito de la federación belga. Tener a su disposición el talento de los anteriormente nombrados es motivación suficiente para aceptar dicha propuesta.

Como uno de sus ayudante pidió a Thierry Henry, que se estrena en un cuerpo técnico, si dejamos de lado su corta experiencia en los filiales del Arsenal. El francés puede aportar la experiencia que supone estar en una selección promesa que llega a lo más alto y funcionar como ejemplo a seguir por los jóvenes futbolístas belgas. Un trabajo más de mentalidad que de táctica, como dejó bien claro Robert el día de su presentación.

No fue un buen estreno. Los belgas dejaron una pobre imagen que no corresponde con las ideas del técnico. Mejor suerte para la próxima, esta vez ya de verdad, en el primer partido rumbo al Mundial de Rusia frente a Chipre. Un grupo completado por Gibraltar, Bosnia Herzegovina, Grecia y Estonia, que puede funcionar como los sparrings adecuados para ir afinando la maquinaria de los Diablos Rojos belgas.

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