Esta semana se cumplen 40 años de la muerte de Robert Ryan (11 Julio 1973), la mitología del cine está poblada de rostros, y por alguna extraña razón que se me escapa, la cámara se encapricha de alguno de ellos, Ryan fue uno de eses rostros que el cine hizo inmortales. Un gran secundario cuando le toco serlo, y mucho más que un protagonista cuando lo fue, y dejó una huella imborrable en todos amantes del séptimo arte.
Rostro muy habitual en el cine como secundario en la décadas de los 40-50, de perfil característico, alto (media 1.93 m), espigado, con un rostro estriado, y aunque su filmografía no fue muy extensa sí muy estimable.
Robert destacó en actividades deportivas en su etapa universitaria, logrando ser campeón de boxeo universitario en la categoría de pesos pesados. Trabajó en diversas ocupaciones, fue modelo, comercial y minero, se licenció en Literatura a finales de los años 30, a continuación inicio su carrera como actor teatral 1939, el mismo año que se casó con su única compañera sentimental en su vida, actriz a la que conoció mientras estudiaba para actor teatral.
Comenzó en el cine trabajando para la Paramount en algunas películas sin acreditar como “Legión de tiradores” (1940) o “El castillo maldito” (1940). Tras regresar al teatro y luchar en la Segunda Guerra Mundial con los marines, Robert alcanzó la fama gracias a la película "Encrucijada De Odios" (1947), un film dirigido por Edward Dmytryk, fue su primer papel importante, donde interpretaba un legendario malvado soldado, a la postre es la única actuación por la que recibió su única nominación al Óscar.
Robert Mitchum, Robert Young y Robert Ryan en "Encrucijada de odios"
Las mejores películas en las que intervino Robert Ryan en la década de los 40 fueron: “Compañero de mi vida” (1943) de Edward Dmytryk, "Callejón Sin Salida" (1947) de John Cromwell, "La Mujer En La Playa" (1947) de Jean Renoir, "Berlin Express" (1948) de Jacques Tourneur, “Acto de violencia” (1948) de Fred Zinnemann, “El muchacho de los cabellos verdes” (1948) de Joseph Losey, "Atrapados" (1949) de Max Ophuls, y sobre todo una de sus mejores películas de su carrera "Nadie Puede Vencerme" (1949), una película de Robert Wise en la que Ryan encarnó a un boxeador recordando sus tiempos universitarios como boxeador.
Una de las mejores películas del mundo del boxeo que he visto en mi vida, película rodada en tiempo real, que narra la historia de un boxeador, de 35 años, fracasado, que busca desesperadamente un triunfo que le permita resolver la precariedad de su vida, un perdedor que hasta su manager apuesta contra él. La película, muestra como ninguna otra el submundo del boxeo, en el que se mueven personajes turbios y corruptos, que amañan combates con la vista puesta en las apuestas. Incorpora la temática de promesas de barro, campeones de poca monta, veteranos derrotados y personas sumidas en la marginación y la exclusión social. Una obra maestra que el tiempo pondrá en el lugar que se merece. No se estrenó en España porque la censura rechazó mostrar los manejos de los bajos fondos del deporte.
En la década de los cincuenta, se convierte en un habitual secundario de grandes películas, trabajando con grandes directores, confirmando la versatilidad interpretativa de este actor con títulos como: “Nacida para el mal” (1950) de Nicholas Ray, "La Casa En La Sombra" (1951) de Nicholas Ray, "La trampa" (1951) de John Cromwell, el estupendo drama bélico “Infierno en las nubes” (1951) de Nicholas Ray, "Encuentro En La Noche" (1952) de Fritz Lang, y "La Casa De Bambú" (1955) de Samuel Fuller.
Filmó cuatro grandes westerns con cuatro maestros del género "Colorado Jim" (1953) de Anthony Mann, “Horizontes del Oeste” (1952) de Budd Boetticher, “Los implacables” (1955) de Raoul Walsh y “El día de los forajidos” de André de Toth.
Y por último resaltar una de sus mejores películas "Conspiración De Silencio" (1954) de John Sturges donde interpretas a un villano memorable enfrentado al bueno de Spencer Tracy, en el pueblo de Black Rock donde todos los habitantes tienen un pacto de silencio.
Durante los años 1957-1959 apareció en muchos episodios de series televisivas. Junto a estas apariciones en el cine, Robert Ryan no abandonó la escena teatral que tanto amaba, incluso llegó a fundar una compañía de teatro.
En los sesenta y setenta su aparición en la pantalla grande se reduce, limitándose a engrandecer grandes producciones, como: “Rey de Reyes” (1961) de Nicholas Ray; y participar como secundario de lujo en las grandes películas de cine bélico: “El día más largo” (1962) de Ken Annakin-Andre Marton; “La fragata infernal” (1962) de Peter Ustinov; “La batalla de las Ardenas” (1965) de Ken Annakin; y “Doce del patíbulo” (1967) de Robert Aldrich.
Dejando para el final dos memorables western, la magnífica “Los profesionales” (1966) de Richard Brooks, demostrando que era un profesional del cine, junto a otros grandes actores.
Y dejó para el final la obra maestra de Sam Peckinpah “Grupo salvaje” (1969), el western crepuscular que pone fin a la época dorada de los western, donde interpreta a un viejo sheriff que persigue a sus amigos hasta su muerte.
Y siempre guardaré en mi memoria cinéfila, la imagen de la desolación de Robert Ryan sentado a la puerta del poblado, en el cual han muerto todos sus amigos mientras suena la preciosa canción de “La golondrina”. Pura magia del cine.
Antes de fallecer aparecería en la película “En el nombre de la ley” (1971) western realizado por Michael Winner, en la que una vez más dejaba una actuación más que destacable como recuerdo de su brillante carrera como actor.
Su última película fue “El repartidor de hielo” (1973), de John Frankenheimer.
Los western en los que intervino fueron los siguientes:
- "El retorno del bandolero" de Ray Enright
- "El mejor de los malvados" (1951) de William D. Russell
- "Horizontes del oeste" (1952) de Budd Boetticher
- "Colorado Jim" (1953) de Anthony Mann
- "Los implacables" (1955) de Raoul Walsh
- "Tierra de violencia! (1956) de Robert D. Webb
- "El día de los forajidos" (1959) de André de Toth
- "Al otro lado de la frontera" (1961) de Burt Kennedy
- "Los profesionales" (1966) de Richard Brooks
- "La última aventura del general Custer" (1966) de Robert Siodmak
- "La hora de las pistolas" (1967) de John Sturges
- "Grupo salvaje" (1969) de Sam Peckinpah
- "En nombre de la ley" (1971) de Michael Winner