Una tasa que supondría solamente el 0,05 % sobre las transacciones financieras (¿suena ridículo?), pero que lograría recaudar entre 150.000 y 520.000 millones de euros anuales, suficientes para cumplir con los Objetivos del Milenio. Suena tan sencillo, tan socialmente justo, tan fácil, incluso tan respetuoso con el sistema financiero del que somos incapaces de despojarnos... Por eso mismo, suena tan complicado.