Robin Hood: Hasta que los corderos se conviertan en leones

Publicado el 21 mayo 2010 por Mike_lee

Finales del siglo XII. Las expediciones del rey Ricardo Corazón de León a las Cruzadas han dejado a Inglaterra al borde de la bancarrota y la lucha interna por el poder. En estos tiempos convulsos, el arquero Robin Longstride decidirá plantarle cara a la tiranía en defensa del pueblo, convirtiéndose posteriormente en el legendario personaje que robaba a los ricos para repartir entre los pobres: Robin Hood.
Justo diez años después del rotundo éxito de Gladiator el actor Russell Crowe y el director Ridley Scott unen fuerzas tras otros trabajos juntos (entre los que se encuentran las más que recomendables American Gangster y Red de Mentiras), centrándose esta vez en presentar una revisión de la leyenda del proscrito; la cual ya ha sido narrada con anterioridad por medio de versiones animadas, comedias o series de televisión y que en el cine ha contado con actores como Douglas Fairbanks, Erroll Flynn, Sean Connery o Kevin Costner interpretando al arquero de Locksley.

Precedida por una agresiva campaña de promoción, la nueva versión de Robin Hood ha suscitado diversas opiniones. Por un lado, no son pocos los que critican el alejamiento de las conocidas peripecias recogidas por Howard Pyle en Las alegres aventuras de Robin Hood, ya que la película adopta un enfoque histórico y se propone ahondar en los orígenes del héroe, quedando desdibujada toda una serie de episodios clásicos. Sin embargo, si hubiese sido otra adaptación sin más también podríamos quejarnos de encontrarnos ante un nuevo remake innecesario; por lo que resulta curioso como poco el planteamiento que adopta la historia, mezclando intrigas de la corte con el llamamiento popular que promueve el protagonista (al más puro estilo Gladiator o El reino de los cielos, a la cual supera con creces) y las batallas épicas en las que termina, permitiéndose incluir guiños al relato original.
El aspecto más destacado del filme es su apartado técnico, en el que figura el montaje frenético propio de Scott (sin llegar a los niveles de su hermano Tony), una cuidada fotografía que resalta los exteriores y todo lo referente a la detallada ambientación además de una adecuada banda sonora compuesta por Marc Streitenfeld, habitual colaborador de Ridley en sus últimos trabajos. Si a esto le sumamos la eficaz dirección del inglés, destacada especialmente en la planificación de las batallas (salvo en el desembarco final, con claras influencias de la ya mítica Salvar al soldado Ryan), nos encontramos ante una elaborada y entretenida superproducción para estas fechas.
En cuanto al reparto, cumple con su función, y encarnando a conocidos personajes como Pequeño John o el fraile Tuck tenemos a Kevin Durand y Mark Faddy junto a William Hurt, el veterano Max von Sydow (visto recientemente en Shutter Island), Danny Huston o Mark Strong, que no cesa de ejercer como villano en la gran pantalla. Destacan sobre ellos la siempre estupenda Cate Blanchett en la piel de Lady Marian, interpretando a un personaje femenino fuerte que terminará por enamorarse del Robin Hood del versátil Russell Crowe, alejado del conocido aspecto aventurero del personaje para potenciar su lado más guerrero y duro.

Superproducción llevadera, la nueva versión de Robin Hood cuenta con ambientación y actores de nivel, si bien su particular enfoque puede chocar con las conocidas gestas del personaje. Eso sí, supone un acierto mayor que la anterior cinta de temática medieval del director, El reino de los cielos, que avanzaba sin rumbo fijo con un protagonista inadecuado frente al entretenimiento que proponen los arqueros de Sherwood. "Alzaos una y otra vez, hasta que los corderos se conviertan en leones".