Hoy puede parecer incluso normal eso del crossover. Hemos visto reunidos a todos los superhéroes de Marvel en Vengadores: La era de Ultrón (Joss Whedon, 2015); a saltando a la serie de Arrow y viceversa; esperamos películas como Batman vs. Superman: Dawn of Justice (Zack Snyder, 2016) o El escuadrón suicida (David Ayer, 2016). Pero hace no demasiado tiempo, nadie soñaba siquiera con estos "eventos" cinematográficos que unen los destinos de personajes completamente diferentes. Hay precedentes, es cierto, como House of Frankenstein (Erle C. Kenton, 1944); King Kong vs. Godzilla (Ishiro Honda, 1962); o Freddy vs. Jason (Ronny Yu, 2003). Pero el más significativo para el tema que me ocupa es Alien vs. Predator (Paul W.S. Anderson, 2004); que tiene su origen en los cómics editados por la editorial Dark Horse. Porque el cómic es sin duda el soporte ideal para los cruces más locos.
La idea de enfrentar al protagonista de El guionista, Frank Miller, es uno de los autores que más ha influido en el medio. Su También podemos hablar del éxito de la adaptación de una novela gráfica suya,
Lo cierto es que en los cuatro números que componen convertir al policía al estilo Robocop vs. Terminator me gusta mucho más el dibujo -detallado pero dinámico- de Simonson, que el guión de Frank Miller. Éste recurre a su estilo habitual de utilizar los cartuchos de texto -ahora en desuso- y los monólogos internos para contarnos la historia utilizando el punto de vista ¡de Skynet! pero sobre todo de Robocop. Esto le permite a Miller acumular una increíble cantidad de ideas, siendo la principal -y la más atrevida- la de cyborg en el origen de Skynet y por lo tanto de la rebelión de las máquinas que lleva al holocausto nuclear y al fin de la Humanidad. Pero hay mucho más en este tebeo: Robocop al mando de los ED 209; u n Terminator niño; la batalla entre cientos de T-800 y los "roboterminators"; y esa realidad virtual Matrix (Los hermanos Wachowski, 1999) en la que Skynet seduce a Murphy con su sueño más preciado: volver a los brazos de su mujer humana. Para remate, un gag final impagable: el último Terminator -¡un perro!- se pasa de frenada y regresa en el tiempo a la época de los dinosaurios. A Simonson le encanta dibujarlos: ahí está su firma, que emula la forma de uno de esos animales prehistóricos.