El caos se desata en un parque acuático cuando un cocodrilo es infectado por una nanotecnología que lo convierte en una robótica máquina de matar.
En el lado negativo, todo lo demás. La película es tremendamente aburrida e incoherente. Encima es evidente que, como hacia la mitad del metraje las ideas estaban agotadas, la trama fue absurdamente estirada para cumplir con el minutaje previsto. También hay que tener en cuenta que no estamos ante una obra de arte y ensayo y que en este tipo de películas hay lo que hay, pero que menos que darle un poco de alegría a la cinta ¿no?
¿Recomendable? sí, pero para ponerla de fondo en la sobremesa del domingo, como mucho.