El de seguridad se dejó la puerta abierta y el robot aprovechó el despiste para huir, aunque no llegó muy lejos. Su batería duró 50 metros más y ahí se quedó, en medio de la calzada molestando a los conductores.
La compañía ha asegurado que sus androides están diseñados para interactuar con humanos respondiendo a preguntas, por ejemplo, o dando instrucciones, pero nada más. De hecho, su principal función es dar mensajes a través de sus altavoces, pero no tienen tanta capacidad de libertad como para escaparse.
Hay quien dice que esta escapada en realidad es una manera de dar a conocer las máquinas de la compañía y que por tanto ha sido una estrategia comercial.
Yo no puedo evitar por un lado, carcajearme de la situación y por otro, pensar en todos los relatos y películas que durante tantos años he visto en el que las máquinas se rebelaban contra los humanos y los robots decidían que estaban hartos de nosotros.
Claro que si luego les dura la batería tanto como a éste, no tenemos de qué preocuparnos, muy lejos no van a llegar. Ahora, es innegable que les estamos poniendo las pilas a los androides y no me extrañaría nada levantarme un día con una noticia similar o peor. En plan epidemia o algo así, ¿no? Yo es que ya veo el próximo guión de Hollywood y lo mismo me estoy montando solita la película.
Para muestra, el vídeo que salió en las noticias rusas sobre el incidente y cómo el empleado de turno tenía mucha prisa por sacarlo de la carretera, me imagino la bronca que le caería luego al androide y que lo habrán castigado un ratito de cara a la pared, o algo así.