Entre amenazas, investigación y viajes, la autora defiende la importancia de contar los hechos reales sin eufemismos.
Por: Tania J. Baeza / Instagram: delecturaobligada
¿Cómo llega Rocío Castrillo al mundo de las letras?
Desde el Periodismo. Siempre supe que algún día iba a encontrarme con una historia que me motivaría a pasar de las siete u ocho páginas de un reportaje a las trescientas o cuatrocientas de una novela. Ese hecho fue la guerra de los Balcanes, y la obra, Una mansión en Praga.
Su primera novela fue Una mansión en Praga (2013). ¿Cómo la recuerda años después?
Con una sensación agridulce. La publicó una editorial pequeña y la tirada fue muy corta. La mayoría de los ejemplares se vendieron en la presentación de la obra, celebrada en La Casa Encendida, uno de los centros culturales más modernos y frecuentados de Madrid. Después resultaba muy difícil conseguir el libro, por lo que no pudo llegar a un público amplio. La experiencia fue algo decepcionante, de ahí el sabor agridulce al que me refiero.
Con su segunda novela, Ellas y el sexo, logró un galardón en la Feria del Libro de Madrid. En esta novela trataba temas relacionados con las mujeres, el sexo y la violencia que se puede ejercer contra estas en las relaciones. La forma de narrar la historia es a través de diferentes historias. ¿Es más complicado escribir una novela con tantas subhistorias?
En mi caso no me lo pareció, probablemente porque conocía muy bien las historias de las cuatro protagonistas. La novela relata las aventuras de cuatro amigas recién divorciadas, que se conocen tras sus fracasos matrimoniales y empiezan juntas una nueva etapa de sus vidas. La mayoría de los hechos que se relatan ocurrieron a mi grupo de amigas y a mí misma. De ahí la facilidad a la hora de adaptar esas historias a una novela. Ellas y el sexo tuvo miles de lectores, alcanzó los primeros puestos del Top Ventas de Amazon y fue el libro que me dio a conocer como autora. Me entrevistaron en prensa, radio y televisión, y recibí el Premio a la Autora Más Mediática en la Feria del Libro de Madrid 2014. Este hecho contribuyó, en gran medida, al conocimiento masivo de la obra.
Lamentablemente muchos de los temas tratados siguen vigentes. ¿Alguna vez ha pensado en retomar la temática?
No creo que lo haga, aunque tampoco descarto escribir algún día una historia cuyo tema principal sea el terrorismo machista. Considero que, dado el elevado número de víctimas, de huérfanos y de hogares destrozados, calificar estos crímenes como violencia de género me resulta un eufemismo. Por tanto, nunca dudaré en calificar los asesinatos de mujeres como terrorismo machista. Otros temas de Ellas y el Sexo, como la amistad, las relaciones personales y familiares o la influencia de los entornos sociales en la vida de las personas están presentes en toda mi obra literaria.
En el fin de la tierra nos adentra en temas como la culpa, la conciencia, los orígenes… ¿nos puede descubrir algo más de esta obra?
Esta obra quizás sea la más desconocida de las cuatro que he publicado hasta el momento. Creo que el motivo fue que nada más publicarse me surgió un largo viaje y no pude promocionarla hasta la vuelta. Se trata de una novela de suspense con una singularidad: lo importante aquí no se trata de descubrir al asesino (se revela en los primeros compases del libro, sino de correr su suerte con él. Por tanto, la intriga no consiste en conocer su identidad, sino en descubrir las consecuencias de sus actos.
Con su cuarta obra cambió a la novela de no ficción con 151 cuchilladas. Aquí recoge la historia de un crimen real ocurrido en Almonte. ¿Cómo trabajó el proceso de documentación?
151 cuchilladas es el resultado de una investigación periodística a la que dediqué un par de años, y otro más en escribirla. La técnica fue la del Periodismo de Investigación, profesión a la que me he dedicado durante treinta años. Realicé más de un centenar de entrevistas a personas implicadas en el caso de forma directa o indirecta. Asistí al juicio contra el único acusado, declarado no culpable por un jurado popular formado en su mayor parte por personas de un nivel cultural muy bajo. Conseguí el sumario completo de la causa y tuve la oportunidad de seleccionar lo relevante para seguir el guion del libro. Por tanto, las fuentes documentales son de primera mano. La prueba es que no he recibido ni una sola denuncia de quienes todavía hoy me siguen atacando. 151 cuchilladas es el único testimonio escrito que relata los hechos reales –sin lugar para la opinión– y las sensaciones y emociones de sus protagonistas. Abarca todo lo acontecido en el doble crimen de Almonte, desde que ocurrió hasta que se produjo la absolución definitiva del único acusado por parte del Tribunal Supremo.
Escribir esta obra ha significado recibir amenazas. ¿Cómo las afrontó? ¿Se conoce a los responsables?En principio, con mucho miedo. Se trataba de anónimos colocados como comentarios en mi blog de autora alojado en la plataforma Blogger, de Google. Las amenazas eran de violación y de muerte, escritas en un lenguaje machista, soez y con una violencia inusitada. Hablaban de un lugar concreto donde iban a atacarme (el paseo marítimo de Matalascañas, al atardecer), porque conocían mi costumbre de caminar por allí en el mes de septiembre. Fue mi padre (QEPD) quien me quitó el miedo. Según él, se trataba de cobardes que no iban a cumplir sus amenazas, y solo pretendían causar miedo para que no publicase el libro. No se conoce a los responsables, puesto que actuaron con identidades falsas, escudados en el anonimato que proporcionan las redes sociales. Denuncié los hechos a la Policìa y, por lo que me contó el inspector encargado del caso, Google se negó a facilitar la identidad de los atacantes por razones de intimidad y privacidad. Por desgracia, esta situación es más frecuente de la que debiera con periodistas que se atreven a publicar verdades incómodas.
Si pudiera volver atrás, ¿volvería a escribirla?
Sí, por la misma razón que me motivó a hacerlo. El suceso ocurrió en Almonte, mi pueblo natal. Aunque no conocía a ninguna de las familias afectadas porque hace más de treinta años que no vivo allí, intuí que el asesinato de Miguel Ángel y su pequeña hija María iba a estar rodeado de chismes y fabulaciones y que nadie iba a contar los hechos reales, así que me encomendé a mí misma esa complicada labor. El paso del tiempo me ha dado la razón: 151 cuchilladas se ha convertido en la memoria escrita del doble crimen de Almonte. Han pasado seis años desde su publicación y sigue ocupando el Top Ventas en Hechos Reales de Amazon. Todavía hoy me solicitan entrevistas para hablar del caso en cadenas de televisión, plataformas digitales y canales de Youtube.
¿Están todas disponibles todavía para los lectores?
Sí, todas están disponibles en Amazon y en las páginas webs de sus respectivas editoriales, en versiones ebook, libro impreso y audible en el caso de 145.
¿Está trabajando en alguna obra en estos momentos?
Sí. Es la historia de un amor imborrable que se enfrenta a difíciles circunstancias políticas, sociales y personales; y es también la memoria de algunos de los grandes viajes de mi vida, como Rusia, Estados Unidos, el Círculo Polar Ártico o China.
¿Cómo compagina la escritura con sus otras actividades profesionales y diarias?
Con mucha voluntad y una rutina de tres horas diarias para escribir. Hay días que ese tiempo me cunde más y otros menos, pero suelo cumplirlo.
Y, para acabar, ¿qué libro recomendaría a nuestros lectores?
Entre los míos, 151 cuchilladas. Aparte de su valor testimonial y de memoria creo que, mientras más gente conozca el caso, más opciones habrá para acabar con la impunidad del doble crimen antes de que prescriban los hechos. Respecto a otros autores, la obra de dos grandes Antonios: Machado y Gala; y las novelas Cien Años de Soledad (Gabriel García Márquez), A Sangre Fría (Truman Capote) y Las Huellas Imborrables (Camilla Läckberg).