Cuenta el periodista Luis Alcázar en su cuenta de Twitter que cuando Rod Stewart llegó a la plaza de toros de Murcia, para efectuar este martes la prueba de sonido de su concierto, procedente del aeropuerto de Corvera, sufrió un sofocón por los 40 grados que a esa hora había a la sombra.
Rod the Mod actuó anoche en Murcia ante un público entregado, con muchos compatriotas en el albero y en el graderío, y con una media de edad que superaba de largo la cincuentena. Su repertorio no tuvo sorpresas y por supuesto que sus clásicos sonaron en sus casi dos horas de actuación. Baby Jane, Maggie May, Sailing…
En los escenarios desde 1961, con 78 años a sus espaldas, Rod Stewart ha tenido tres grandes aficiones en su vida: la música, el fútbol y las mujeres. Sobre todo, las rubias. Se ha casado tres veces y tiene 8 hijos. Quizá también haya tenido otras adicciones en todo este tiempo. Eso, seguro. Aún se mueve con destreza y solvencia para su edad, aunque no tanto como Mick Jagger (79 años). Ambos parece que tuvieran un pacto suscrito con el diablo para no envejecer nunca. Por cierto, que Rod cuenta en su autobiografía que Mick le propuso siendo jóvenes un intercambio de parejas. Y que él no accedió. Cosas de la edad.
Rod Stewart resulta ser, cuando lo ves, como alguien de la familia para cuantos lo hemos seguido a lo largo de las últimas cuatro o cinco décadas. Dejó la escuela a los 15 años, buscó un trabajo, quiso ser futbolista y probó varias veces, de manera infructuosa, en el mundo de la música. Un día alguien lo descubrió mientras tocaba la armónica en una estación de tren. Tiempo después se unió a Jeff Beck y ahí comenzó su despegue.
A día de hoy, sigue siendo como ese amigo macarrilla y broncas que siempre cae bien a las chicas. Y que no canta especialmente, pero que sabe quedar en su sitio. Una vez dijo que protagonizar un concierto era como tener un gran orgasmo. Pero que cuando este se termina, no sabes qué hacer a continuación. Anoche tenía previstos dos bises. Y, según Luis Alcázar, solo interpretó uno por el intenso calor que casi le provoca el desmayo. No se quedó ni a dormir. Esto es Murcia, en pleno y tórrido verano, y no su Edimburgo paterno, donde la temperatura estival suele rondar los 15 grados de media. En fin, que hay algunas diferencias.