De hecho, ese argumento de que la derecha no ha hecho mérito alguno para conquistar la Moncloa, como hará, con casi absoluta probabilidad el 20 de noviembre, es hoy el más repetido por la izquierda en bares, hogares y puestos de trabajo de toda España. Millones de españoles creen que el mejor agente propagandíctico del PP ha sido el propio Zapatero, que ha destrozado a la izquierda y empujado con fuerza a la flácida derecha de Rajoy hacia la conquista del gobierno.
Me cuentan que un viejo sindicalista le dijo a Alfonso Guerra en Rodiezmo que "Rajoy debería nombrar ministro a Zapatero" y que el otrora poderoso vicepresidente de Felipe González respondió con una elocuente sonrisa. El mismo testigo presencial me cuenta que la desmoralización de la izquierda reunida en Rodiezmo era palpable y profunda.
La fiesta que tradicionalmente servía al presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, para inaugurar el curso político se ha convertido en el escenario donde su parroquia ideológica y sindical lo llenó de reproches. Por segundo año consecutivo, el presidente español no estuvo en la celebración minera asturleonesa de Rodiezmo (León). Pero en la fiesta minera no se olvidan de él. "Zapatero nos ha defraudado y nos ha engañado", arremetió en una dura intervención uno de los líderes sindicales de UGT.
Manuel López, secretario general de FIA-UGT Castilla y León, dijo en un momento de su intervención, refiriéndose a Zapatero: "Nos ha defraudado y nos ha engañado".
Alfonso Guerra afirmó que los socialistas se han tenido que tragar la píldora de la reforma constitucional para que los mercados y las grandes economías le perdonen la vida a una España arruinada. Ese argumento fue interpretado por los presentes como una crítica directa contra el que la ha arruinado con su política demencial: José Luis Rodríguez Zapatero.
Pero ese lamento no es exclusivo de los mineros asturiano leoneses, sino que es compartido hoy por la inmensa mayoría de los españoles, incluyendo a miles de militantes socialistas que no se explican por qué el partido no le paró los piés al dirigente leonés desde un principio.
Me cuentan también que lo más curioso, duro y nuevo de Rodiezmo fue que las críticas más intensas y crueles o se dirigieron a Zapatero, sino al PSOE, un partido al que muchos de los presentes culparon de haber sostenido a Zapatero y a sus errores durante demasiado tiempo, olvidándose de sus ideas y principios.