Rodolfo mederos, sensación y bandoneón

Publicado el 05 junio 2010 por Rogger

Escribe: Rogger Alzamora Quijano
Rodolfo Mederos, nació en Buenos Aires en 1940. A mis oídos llegó a finales de los 80s, cuando un amigo argentino puso en el tocacintas de mi pequeño Volkswagen un par de temas que el maestro interpretaba. La música bonaerense argentina para mí, hasta entonces, se había reducido a Gardel, Santos Discépolo y Piazzolla. Hasta allí, era Piazzolla quien me atraía por su genio innovador.
Cuando oí a Mederos me asombró su sensibilidad para arrancar del bandoneón las más dulces notas que hasta entonces había imaginado. Afortunados los alumnos que aprenden de él un estilo propio de hacer música, una visión muy personal y una ética admirable acerca de la música. En mi concepto, ya Rodolfo Mederos alcanzó la altura de Piazzolla, tanto musical cuanto técnicamente. Habrá quienes prefieran en su lugar a Dino Saluzzi u otros; se respetan las gopiniones pero, para mí, nadie como Mederos para llevar al oyente hasta los confines de sus notas. Con él se puede llegar al supremo goce, asirse de sus notas para viajar y explorar con el propio ejecutante la hondura de su sentimiento.
Ha sido un proceso difícil, pero hace ya buen tiempo que el maestro ha tocado el cielo. De toda esa experiencia, ha sido quizá la etapa de “Generación Cero” la más fructífera, una cosecha de experiencias inigualables y la consolidación de su etapa formativa. Sin embargo, es hoy que Mederos plasma en cada intervención su genio, es hoy que podemos disfrutar la sustancia de su música.
Mederos ha sido siempre un contestatario, audaz transeúnte en terrenos inexplorados, la música encuentra en él un sonido especial e inigualable y en el público un cómplice con el que compartir el ritual de los silencios dolorosos y las largas melodías. Hay que ver a Mederos entregándose a su bandoneón para asombrarse permanentemente por su claridad y propuesta.
He elegido unos temas de su vasta discografía sólo por razones prácticas. Sin embargo, me provoca citar unos cuantos más, para librarme de omisiones no deseadas. En realidad invito a la música de Rodolfo Mederos. Hay mucha y muy buena para disfrutar.
Top 3:
1.- Aquellos tangos camperos (Horacio Salgán), formando trío con el eximio pianista Daniel Baremboim y el contrabajista Héctor Console.

2.- Milonga de mis amores, de Laurenz y Contursi, con Nicolás “Colacho” Brizuela en la guitarra.

3.- Nuestros hijos (o El lugar donde vivo), del mismo Mederos, con Generación Cero.

Recomendaciones:
Chiqué, Chiquilín de bachín, Desde el alma, Flores Negras, Flor de Lino, Milonguita, A fuego lento, Aquellos tangos camperos, Primavera Porteña, etc, etc.