Rato, tocando la campana, eufórico, cuando Bankia salió en bolsa.
Ingresó en política en 1979, figurando como candidato por Cádiz del partido Alianza Popular. A los 35 años, obtuvo su primer escaño en el Congreso de los Diputados. Durante los años de oposición de Aznar, fue su mano derecha y portavoz en el Parlamento. En 1996, tras la victoria del PP por mayoría simple, impulsó los pactos que permitieron gobernar al PP. Fue nombrado vicepresidente segundo del Gobierno y ministro de Economía y Hacienda. Llevó a cabo la mayor privatización del país: Argentaria, Tabacalera, Telefónica, Endesa, Repsol... A finales de 2003, su nombre fue barajado como posible sucesor de José María Aznar al frente del PP, pero, finalmente, Aznar nombró a Mariano Rajoy como sucesor. Tras la salida del gobierno de éste, Rato fue designado vicepresidente primero del gobierno.
En las elecciones del 14 de marzo de 2004, concurrió como número dos en las listas del PP de Madrid y resultó elegido diputado, cargo al que renunció al ser nombrado Director Gerente del FMI (Fondo Monetario Internacional). Tres años más tarde, presentó la dimisión anticipada por “razones personales”. Un informe interno del FMI critica la actuación del organismo entre 2004 y 2007, período en el que hubo tres directores gerentes entre los cuales se incluye a Rato. El informe señala que se vivió en una burbuja de optimismo mientras se gestaba la mayor crisis financiera desde la Gran Depresión (1929). La conclusión fue que las deficiencias internas, como la falta de comunicación, las presiones políticas, la falta de supervisión y control por parte de la dirección, impidieron prevenir la crisis.
Pero, lejos de despertar desconfianza, su figura se afianza. El 4 de diciembre de 2007 se incorpora a la división internacional del Banco de Lazard, un banco de inversiones franco-estadounidenses establecido en Londres y con competencias en Europa y Latinoamérica. A principios de 2008, es Consejero Asesor Internacional del Banco Santander. Y, durante estos años, ocupa el cargo de consejero externo de Criteria (el holding de empresas participadas por La Caixa). En enero de 2010, asume el cargo de Presidente de Caja Madrid. Y en febrero de 2011, logra configurar Bankia, el mayor banco doméstico español, tras la fusión de siete cajas de ahorros, la mayor operación de integración financiera de España.
El lunes pasado, Rodrigo Rato presentaba su dimisión al frente de Bankia y de su matriz, Banco Financiero y de Ahorro (BFA), por considerar que “es lo más conveniente para esta entidad”. Por supuesto, también para su retiro, pues su contrato de alta dirección le supone un blindaje de dos años de sueldo o, lo que es lo mismo, una indemnización de 1, 2 millones de euros. El mismo día en que se conoce su dimisión forzada, Rajoy, quien juraba que él no daría dinero público a la banca, reconocía que el rescate de Bankia costaría al erario público entre 7.000 y 10.000 millones de euros. Y Rato, quien hace dos meses cobrara 2.3 millones de euros anuales, no tienen ningún problema para seguir viviendo ahora sin hacer nada, auque, desde febrero pasado cobra la “miseria” de 600.000 euros. Hay quien dice que esta es la verdadera razón del abandono de carrera de banquero aunque sus fieles vendan su renuncia como un gesto de caballerosidad. Y aseguren que se va “sin hacer ruido”.
Bankia presentó de manera pública unas cuentas de 2011 'maquilladas', según datos de la auditora Deloitte, que detectó que los números del año pasado estaban inflados. Desde que salió a Bolsa el pasado 20 de junio a un precio de 3,75 euros, sus acciones han perdido el 40 % de su valor. No obstante, Rato se despide de los empleados de la entidad a través de una carta en la que les asegura que “Bankia no tiene nada que temer porque es una entidad sólida y con recursos”. Sostiene que las fuertes turbulencias que, desde hace tiempo, agitan los mercados financieros, han obligado a tomar decisiones exigentes, “a veces ingratas, pero siempre necesarias” para garantizar la fortaleza y viabilidad de Bankia.
Es la segunda reforma del sistema bancario en tres meses. La cuarta entidad financiera intervenida por el Gobierno desde el inicio de la crisis. En unos días, Bankia ha pasado de la no intervención a la nacionalización. José Ignacio Goirigolzarri, propuesto por Rato como su sustituto, sugería ayer mismo al Consejo de Administración de su matriz, BFA, la nacionalización del grupo y el apoyo del Estado. Goirigolzarri se convierte en el presidente de la nacionalizada Bankia Su vuelta a la actividad laboral no supondrá, sin embargo, la pérdida de los 52,5 millones del plan de pensiones que acumuló hasta su marcha de BBVA. Su salida se escenificó mediante una dimisión voluntaria por la cual el directivo se prejubilaba anticipadamente a los 55 años de edad. El acuerdo de prejubilación se estructuró mediante el pago de unos tres millones de euros al año con carácter vitalicio. Lo que demuestra que los únicos que salen ganando con la crisis de los bancos son los banqueros.